Enrique Márquez
Como rector del CNE no tuvo una actuación muy mediática, aun cuando pudo exprimir esa naranja hasta el bagazo. Tampoco se le relacionó con trapos sucios. Pero su actuación política, pese a su buen discurso, no ha sido convincente, y pudo serlo. Tal vez se anota en el line-up de nuestros políticos que se creen eruditos. Y aparte de todo, disfruta de aceptable carisma. Hoy, hace falta. No se nos ocurren muchos otros nombres, pero es preciso que esos políticos que no están chamuscados, ofrezcan un hombro a María Corina. Por mesiánica que resulte la idolatría que le ofrenda el país (bien ganada, además), no fue bendecida con el Don de la Ubicuidad. Enrique, y pocos más, bastarían en esta mala hora. (JAB)