Ágape es fidelidad, compromiso para con Dios y para con la humanidad. Es la expresión de Jesucristo al decir: Amarás al Señor tu Dios, con toda tu alma, con toda tu mente y a tu prójimo como a tí mismo. Es amor desinteresado, honesto, incondicional; no es superficial. Implica entrega absoluta.
Es la misma experiencia vivida en la cruz. La cabeza relacionada con el Padre y sus brazos en posición horizontal, relacionada con la humanidad.
En el relato de Juan 21:15-17, Jesucristo le pregunta a Pedro ¿me amas más que a los otros discípulos? Ese amor (escrito en griego), es ágape. Pedro le respondió: Si, Señor; tú sabes que te amo. Ese amor que expresó Pedro en griego es «fileo», un amor condicionado, que no abarca el amor ágape. Y es por eso que Jesucristo, cabeza ahora, del cuerpo le pregunta tres veces y es en la tercera vez que la expresión «te amo», refleja en griego el amor ágape. Y la respuesta fué: «APACIENTA (que es dar pasto) mis ovejas y «PASTOREA» (que es guiar).
Eso es lo se le demandó a la iglesia en Efeso y por extensión profética a la iglesia de todos los tiempos.
Hermano Germán