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Ronda Dominical: Un país de millonarios

Analista político y Económico Tomás Socías López.

Un vicepresidente norteamericano, millonario, por supuesto, comentó a un grupo de amigos, en los inicios de 1975, que había sugerido al presidente Gerald Ford, crear un programa que permitiera captar posibles empresarios en potencia, para convertirlos en millonarios, hasta un número de mil candidatos, distribuidos en los 50 estados de la Unión. Se trató del señor Nelson Rockefeller, que de millones sabía y de cómo construirlos también. Él era de la tesis de que esos mil nuevos millonarios, podrían expandir la economía de EEUU, de forma irreversible, para evitar toda dependencia del mundo exterior, incluso en petróleo, de lo cual también conocía, y mucho, previendo que en un futuro no lejano Estados Unidos podía ser presionado por el mineral fósil. Esta especie de crónica la leímos en la extinta revista Life, en abril de ese año (1975), a bordo de un avión de Viasa, vía, precisamente, a la ciudad del señor Rockefeller: Nueva York. Era una Edición Especial de Life sobre “Primavera”. (La revista semanal había dejado de editarse, creemos recordar).

¿Para qué, millonarios?
La propuesta de Rockefeller no era crear un círculo dorado de estadounidenses, que sobresaliera del resto de sus compatriotas. Sino que cada uno de los mil potenciales empresarios, se convirtiera en reales empresarios, crearan empresas y con el beneficio de estas, se devolvería al Tesoro el millón de dólares recibidos, en un lapso que permitiría arraigar a cada productora en el tejido económico de EEUU. Y que quienes contribuyeran con este objetivo, aparte de sus ingresos convenidos, recibieran porcentajes de la utilidad de la empresa, que permitiera agrandar la telaraña económica, hasta construir un país de fortaleza inexpugnable. Aquello poco se comentó, más allá de algún análisis superficial, pero no carece de sustento la idea de Rockefeller, vista, tal vez, desde una óptica meramente periodística.

Aplicar la idea.
En la Venezuela que conocemos, pensar en una propuesta similar se aproxima a la demencia. Sería malbaratar mil millones de dólares, como hemos visto se evaporan casi a diario. Pero es posible formar mil productores. ¿De qué? De lo que convenga al país. De rubros que puedan sostener empresas productoras, generar fuentes de trabajo, atiborrar los anaqueles, crear niveles de competitividad que favorezcan al consumidor, frenar la importación y por contrario imperio, ¡exportar! Enviar hasta donde lo permita el mercadeo, productos que satisfagan exigencias de elevado nivel como los países desarrollados. Y lograr que cada productor favorecido con el préstamo de un millón de dólares, los reintegre al Estado, para que el esquema se haga repetitivo, y sobra decir, cuáles serían sus beneficios. Y hablamos de solo mil millones de dólares. El Aissami y Rafael Ramírez (ellos dos), “desaparecieron” 35 mil millones de dólares.

Metodología.
El gobierno tendría que acordar un Equipo de Trabajo, pequeño pero muy formal y preparado. Gente decente (que la hay), tal vez proveída por las escuelas de Economía de la UCV, Ucab, Iesa, etc, que diseñe, primero, bajo qué premisas seleccionar a los productores que recibirán el capital financiero de un millón de dólares. Estudiar sus propuestas. Evaluarlas y determinar sus niveles de factibilidad y la capacidad de respuesta económica de cada una. Y entregar dinero, solo para partidas que demuestren ser, parte indispensable del proyecto. Nada de favoritismos por encima del sentido común. Solo negocios, en el ortodoxo sentido del término. Y este programa se realizaría apegado a un reglamento que contemple penalizaciones sumarias, inmediatas y muy severas para quienes dilapiden un solo dólar del dinero recibido en calidad financiera. Si alguien se toma la molestia de leer la reciente historia de Singapur, podrá comprobar que es posible transitar desde la paupérrimo hasta lo ultra millonario, solo con decencia gubernamental y mano dura contra quien violente la moral en cualquier sentido.

Productores.
Mil productores entre 23 estados, apenas son unos 43 a quienes se seleccionarán en cada uno, para concederles el financiamiento de un millón de dólares. No incluimos Caracas, porque, ¿qué produce Caracas? La capital, gracias al mundillo político del entorno cupular, se chulea al resto del país. De manera que, si se desea realmente producir, el dinero debe ir a los estados. No a 43 por cada uno, porque hay estados con mayor capacidad para multiplicar la producción, pero sí suficientes, como para que, en conjunto, los estados salven al país de una crisis que amaga abiertamente, gracias a quienes tienen potestades que exceden todo nivel de la más elemental lógica. El mejor ejemplo es Pdvsa. Es vergonzoso que casi todos quienes han presidido y gerenciado a Pdvsa en estos últimos 25 años, sean delincuentes, con bandas esparcidas por diversos puntos del globo. En este caso, la propuesta (plagiada) de mil productores millonarios desde el inicio, contiene una apuesta altamente positiva para el país y poco probable de ser corrompida desde las alturas del poder, porque, entre otros factores, se trata de mucha gente. ¡Mil venezolanos a quienes todos conocerán en sus estados!

Los milloncejos.
Alguien (ajeno al gobierno) con buena influencia en Washington (¿Leopoldo Martínez, Tomás Socías López?), solicitaría al presidente norteamericano “licencia especial” a fin de vender en EEUU los barriles de petróleo necesarios para lograr esos mil millones de dólares. Antes, se habría creado El Ente que los administrará, también ajeno al gobierno, obvio, pero con la buena pro de éste. Como no se necesitarán los mil millones en un mismo día, la venta se programa celosamente para evitar “enchufados” a bordo. El Ente, recibirá a mediano plazo, dicho dinero, una vez reintegrado por los productores, y así, crear un Círculo Rotativo, que como decía Nelson Rockefeller, evitará la dependencia externa del país.


(José Angel Borrego, 03-11-2024)

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