
Desde hace un tiempo no tertuliaban estas queridas y muy cercanas hermanitas. Quizás hubo aproximaciones eventuales durante la “vida de ambas”. Como hermanas reñían, tal vez porque ninguna se dejaba arrastrar por la otra a vivir en sus predios. Era una “puja” casi permanente: “vente conmigo”, “no te quedes allí, donde vivo se está mejor y sin problemas”, “No mi amor, me siento muy bien donde estoy. Aunque con uno que otro incidente, pero lo supero”. – Eran algunas expresiones de esta pareja, en sus temporalidades vivenciales.
Estaban claras de su existencia. Una mañana, Vida se sentía un tanto indispuesta, y Muerte le decía insistentemente: -Hermanita querida, conmigo seguirás hasta el infinito. Dicen por allí, me cuentan, qué hay un reconocido cirujano oncólogo, creo se llama Manuel Sans Segarra, que dice yo no existo. Y, que mi “vida” continúa en escenarios de paz, asintomáticos e indoloros. ¡En fin, una luz celestial que ilumina nuestro rumbo sin finitud!
Vida, le oía con mucha atención y al mismo tiempo cargada de dudas y temores, le trataba de argüir, cosas como: -Ay, hermanita. Sí, es cierto. Verdad que ese señor ha tenido gran receptividad por algunos sectores. Pero no todos. Entre ellos yo. Tengo mis argumentos. -Repostaba Vida. A lo que, “Muertica” ofendida y con cara descompuesta insistía: -No señorita, aunque no estoy muy segura, porque estoy en “tránsito” hacia la Eternidad, he sabido por medio de la “autopista del pasillo” que muchos se han “ido” y han “regresado”. Y, sus experiencias según ellos son fascinantes y muy vividas.
-Ya va, ya va. ¡Pará, pará…! (Vida era argentina), preguntó: ¿Por qué será que muchas, innumerables vidas, “Centenarias”, cuando le insinúan hacerse la eutanasia, dicen severa y asertivamente: “No y no”? ¡Hazlo tú y después hablamos! “-jajajaja- reía Vida.
-Indudablemente hermana Vida, que este diálogo que nos entretiene nos durará toda nuestra existencia. Quizás hasta nuestra muerte. (Perdón, la muerte no existe). -Dijo Muerte, y completó: “Perdóname, pero es una discusión de vida o muerte. Y durante toda la vida de la humanidad ha sido motivo de “dimes y diretes”, de hipótesis y mentiras, de usufructos religiosos, políticos y hasta económicos”. Una amplia sonrisa que se convirtió en carcajada se mostró en la cara rosada, existencial de Vida. Quien contestó rápidamente: – Me has hecho reír con lo de “económico. – ¿Porqué? – Preguntó intrigada Muerte.
Vida, sin inmutarse, y con cierta sorna, dijo: -Té contestaré con una interrogante querida hermanita: ¿Será por eso por lo que toda la vida han existido espiritistas, brujos, médiums y toda una gama de adivinadores? Y le insinúa: – Cierto que no todos cobran, pero si adquieren valor y poder social sobre otros-. Con el ceño fruncido y su piel decolorada, lívida (livor mortis), Muertica, le respondió a Vida: -Perdóname hermanita adorada. Sé que no podré convencerte, pero, el notable médico del cual te hablé tiene especie de pruebas científicas colindantes con teorías y praxis de orden cuántico muy en boga hoy”. – Por decirte más- acotó Muerte: -Hoy día, el Físico Jean Pierre Garnier Malet, francés, nacido en 1940, después de numerosas e importantes aplicaciones desarrolló la “Teoría de la duplicación del espacio y del tiempo”, The Doubling Theory, (1988). El basó dicha teoría en la mecánica cuántica, en aspectos como la anticipación, instinto y la intuición como principios vitales del desdoblamiento del tiempo, explica el mecanismo de la vida y los pensamientos, proponiendo que todos tenemos un doble, un «yo» (el “Yo cuántico”), imperceptible pero real que puede guiarnos-. Vida preguntó: -¿Por supuesto ese “yo” no es antípoda?-
Continúa Muerte: -¡Primero, NO son antípodas! Y, sin querer insistir, hermana adorada, Sans Segarra, corrobora a Garnier Malet, cuando afirma que, al ocurrir la muerte física, seguimos existiendo en otra dimensión, en un universo paralelo, pues somos energía. Y, todo ello lo trata de demostrar en la física cuántica, que da “una justificación de nuestra existencia eterna”-. Como para cerrar la conversación, Muertica, le dijo: -Ahí te dejo eso! (préstamo de mi amigo Fidias). Ante esa afirmación, Vidita exclamó: – Ay, hermanita, he oído por ahí, “diiicen” que esa teoría ha sido criticada por falta de certeza empírica e inexactitud de vínculo con la física moderna-.
Y, un poco desilusionada la señorita Muerte, se despidió como suele hacerlo, retirándose hacia un rincón oscuro y frío. Mientras que Vida, sonreída y sin angustia, le contestó: -Hasta cuando Dios quiera hermanita, nos volveremos a ver. La vida es corta y larga también. Unos se van primero y otros después. Unos muy jóvenes, otros intermedios y los demás por la ancianidad. Algunos sin tocarles la “puerta” y otros querendones de la muerte deciden acompañarla. Habrá vidas que acompañen y cortejen mi opinión. Otras quizás no, pero…Por lo pronto “veré los toros desde la barrera”. -Un poco cabizbaja pero no mortificada, Vida se despidió de su amada hermanita. Y, Muerte, amorosamente, le dijo en tono bajito: – Te espero por allá. ¡Por ahora, Feliz Navidad! –
¡Y colorín colorado, este cuento se ha terminado! Colofón: ¿Y usted amigo lector qué opina? ¿Es una cuestión de Vida o Muerte o no? Hoy, quise pasearme por los caminos literarios del cuento. Dejo constancia de mi respeto por las opiniones diversas que pueda generar. Respeto por supuesto, hacia las personas que han tenido irreparables pérdidas de seres queridos y que el recuerdo enlutado es fiel de la balanza para todos los seres humanos. Es un tema llamado a la reflexión, aceptación o discrepancia. Por sus características familiares, complejas, inmemoriales y universales es de por si digno del respeto ideológico, religioso, cultural y por supuesto existencial. Para no caer en herejías, posicionamientos etéreos, ni parcializados, seguidamente acompaño con frases famosas, que satisfagan a todos los gustos y colores:
“La muerte es una vida vivida. La vida es una muerte que viene”. (Jorge Luis Borges)
“La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros no somos”. (Antonio Machado)
“Si no conoces todavía la vida, ¿cómo puede ser posible conocer la muerte?” (Confucio)
“Podríamos decir que entre el yo consciente y el yo cuántico se da un
intercambio de información que nos permite anticipar el presente a través de la memoria del futuro”. En física se llama hiperincursión…”(Jean Pierre Garnier Malet)
16 de diciembre de 2024