Los embajadores de los países de la Unión Europea no asistirán a la juramentación de Nicolás Maduro, que está programada para el próximo 10 de enero en Caracas. Esta decisión fue tomada tras una reunión del Grupo de Trabajo para América Latina a finales de diciembre.
Esta postura de los embajadores ocurre en un contexto de cuestionamientos a los resultados de las elecciones presidenciales. El pasado 19 de septiembre, el Parlamento Europeo reconoció a Edmundo González Urrutia como presidente electo, mientras que el Consejo Nacional Electoral de Venezuela (CNE) proclamó la victoria de Maduro el 29 de julio sin publicar las actas, un reclamo constante por parte de la Unión Europea y la comunidad internacional.
Sin embargo, el ministro del Interior, Diosdado Cabello, aseguró que a la ceremonia de juramentación de Maduro asistirán representantes de más de 100 países, incluyendo a México, Rusia, Bielorrusia, Colombia y Brasil.
Por su parte, el anterior máximo representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, señaló previamente que el reconocimiento de González Urrutia no corresponde a la Unión Europea como ente colectivo, sino que «depende de cada estado miembro».
La decisión de los embajadores de la Unión Europea de no asistir a la juramentación de Nicolás Maduro se basa en varias razones clave:
- Legitimidad del Gobierno: La UE no reconoce la legitimidad de las elecciones en las que Maduro se basó para asumir su cargo, argumentando que no reflejan la voluntad del pueblo venezolano debido a irregularidades en el proceso electoral.
- Crisis Humanitaria: La grave crisis humanitaria y de derechos humanos en Venezuela también ha llevado a la UE a adoptar una postura crítica. La falta de respeto por los derechos humanos y la represión de la oposición son preocupaciones centrales.
- Apoyo a la Democracia: La decisión refleja el compromiso de la UE de apoyar procesos democráticos y de rechazar gobiernos que no son elegidos de manera justa y transparente.
- Posición Común: Este acto es parte de una posición común entre los países europeos, marcando un rechazo claro a la legitimidad del gobierno de Maduro en su búsqueda de reconocimiento internacional.
Estas razones demuestran el compromiso de la Unión Europea con la democracia y los derechos humanos, a pesar de las situaciones políticas complicadas en la región.