LA LIBERACIÓN Y LA LIBERTAD DE UN PUEBLO. UN RETO CUYO ÉXITO NO CONCLUYE AL DESPOJAR DEL PODER A GOBERNANTES OPRESORES, SINO CUANDO GERMINA UNA NUEVA VISIÓN Y MISIÓN DE CONSTRUCCIÓN DE NACIÓN, BASADO EN DERECHOS QUE REORIENTEN HACIA LA CONSOLIDACIÓN DE UN SISTEMA DE LIBERTADES MÁS ESTABLE Y RESPETUOSO.
No se puede proceder a la liberación de un pueblo si el mismo pueblo no forma parte de la ecuación con la que se pretende definir tan fundamental planeación. Para cumplir ese objetivo, el entendernos a través de una forma estratégica y eficaz de comunicación es vital.
LA COMUNICACIÓN: UN PODEROSO ALIADO.
Exaltando el valor de la comunicación por la suma de medios que proporciona para integrarnos y cumplir propósitos de defensa y de orden en nuestra nación, observamos en ella beneficios que ayudan al sostenimiento de la condición soberana y autodeterminada por las responsabilidades que en ese sentido cumplen los ciudadanos. Los principios democráticos que abrazamos nos han diseñado una identidad propia. Alcanzar reconocimiento y respeto en el concierto de naciones es un hecho de proceso histórico donde el poder de la comunicación nos ha servido para cumplir retos y solucionar problemas.
Para tener éxito al enfrentar retos como los que ahora se nos presentan a los venezolanos, en la comunicación que establecemos debemos cuidar que la transmisión de los mensajes no den lugar a interpretaciones ambiguas. En consonancia, cualquier mensaje debe evitar que se piense en la existencia de sesgos. Los sesgos en la comunicación producen incomodidad, incertidumbres, indecisiones y hasta fatales errores. Las ambigüedades y los sesgos en los mensajes generan confusión y dudas entre los que atienden a lineamientos o pautas para el desarrollo de cualquier plan. Al prestar atención a eso, la forma correcta de establecer una comunicación satisfactoria es aquella donde no se deja lugar a dudas al intercambiar informaciones y mensajes con claridad y precisión sobre los temas e ideas que se quieren compartir o transmitir.
En definitiva, de la comunicación clara depende la buena marcha y hasta el éxito de un plan. Recuérdese el episodio vergonzoso de nuestra historia al cierre del siglo pasado, cuando a un grupo de rebeldes encabezado por Hugo Chávez les falló el plan, debido a defectos en materia de comunicación estratégica, lo cual afectó a todo un componente golpista el 4 de febrero de 1992.
Es decir, para el caso de conflicto político que atravesamos los ciudadanos actualmente en Venezuela, el peso y valor de una clara comunicación con el pueblo es base esencial para definir el logro del objetivo perseguido. Así de influyente y determinante es la comunicación. Observando, entonces, el estatus de nuestra situación luego de los acontecimientos del 09 y 10 de enero del presente año, no hay razones para que el pueblo desconozca lo que podría acontecer, por planeación, a partir de lo que despiertan los hechos sucedidos en las fechas ya nombradas. El factor sorpresa puede influir con un efecto o impacto aún más triste y negativo en los del pueblo que en los propios componentes del régimen de gobierno. Tómese en cuenta la capacidad de despliegue de fuerzas, previo al momento de desencadenarse las dramáticas acciones por parte de los afectos al régimen y también de los opuestos al mismo.
Vale destacar que la participación del pueblo no sería pasiva en caso de desencadenarse acciones dramáticas por choque de fuerzas. Esa participación puede fluctuar entre aciertos y errores, entre lo prudente y lo imprudente, si se les deja participar al garete, por vacíos de información. Nada cuesta fomentar entre los ciudadanos, previo a los inminentes acontecimientos ya en puerta de casa, cumplir encuentros con delegados confiables y competentes que para la atención del caso sean designados por los máximos liderazgos, en función de tratar aspectos estratégicos de seguridad, los cuales son inherentes al plan de liberación. Asúmase, en ese contexto de encuentros, que los ciudadanos que queremos cambio no estamos acéfalos de planteamientos que han de ser escuchados y tomados en cuenta por los líderes que sean delegados a los efectos desde los superiores niveles. Esa disposición ayuda a prevenir de errores o malos pasos. Por eso, el acercamiento con el pueblo así descrito es vital para garantizar un éxito del plan con la menor cuantía de traumas, penas y lamentaciones que resultan de un proceso de liberación que hasta la vida de muchos puede llegar a comprometer.
ENTONCES, cuando cualquier líder o grupo de liderazgo dispone voluntad en un plan de liberación, las acciones han de proceder con responsabilidad. Los sesgos y las omisiones de elementos claves en la información hacen mucho daño. Lo que previene de esos daños, o efectos colaterales adversos, viene dado por CLAROS CÓDIGOS O SÍMBOLOS DE COMUNICACIÓN que es lo que prepara para controlar o minimizar los impactos de un semejante evento dramático con una carga de afectación nacional que, por falta de previsiones que surgen del debate y la aclaratoria de ideas, lo que podría producir son emociones y sentimientos de duelo, más que de celebración. ¿Acaso el éxito electoral obtenido el 28-J no se sustentó, de manera determinante, en la eficiente coordinación de grupos ciudadanos bien informados e instruidos en cuanto a sus definidas acciones operacionales cumplidas extraordinariamente en ese proceso? . . .
Así también ha de funcionar, esta vez, todo el conjunto de participantes en medio del cual el pueblo es copartícipe y portavoz, con definido rol a los fines. Siendo así, el diálogo, el acuerdo y el consenso sobre EL PLAN DE LIBERACIÓN se debe impulsar con suficiente tiempo y disposición de aclaración para todo ese conjunto de interventores, sin menoscabo al reconocimiento de las reservas pertinentes, lográndose de esa manera la más efectiva coordinación en el PLAN DE ACCIÓN, el cual deberá mostrar cuerpo y orden en perfecta sincronización, pues, así lo requiere semejante empresa.
LAS OCUPACIONES INMEDIATAS LUEGO DE LOS ACONTECIMIENTOS QUE NOS CONDUCIRÁN A LA LIBERACIÓN.
Al considerar que EL PLAN DE LIBERACIÓN es de impacto trascendental, (así deberá ser) conlleva también a atender a la visión y misión que reforzará dicha idea de trascendencia, una vez concretado el éxito de espantar de los cargos de poder a quienes han obrado mal desde los mismos. Eso quiere decir que no se trata, SIMPLEMENTE, de proceder a la liberación de todo un pueblo de las fauces de un sistema tiránico que promueve decadencia. Se trata también de que no se continúe permitiendo que, posterior a la caída del régimen imperante, en el Sistema Legal de Libertades para el cual se solicitará un plan de rediseño, continúe persistiendo el fantasma de debilidades y amenazas, una vez logrado el primordial y específico objetivo de liberación.
Por tal razón, nuestro Sistema legal de Libertades deberá ser sometido a un rediseño para vencer esa carga de amenazas y debilidades. Para ocuparnos en ello se sugiere proceder a una acuciosa y estratégica REFORMA CONSTITUCIONAL en la cual se disponga instaurar la figura de UNA ESTRUCTURA DE PODER regida por los ciudadanos. Esa estructura, entre otras cosas, se comportará a manera de escudo y brazo ejecutor de soberanas disposiciones para hacer frente a pretensiones como las que ahora estamos tratando de sacudir del suelo patrio.
Llegado a este punto, el objeto y propósito en cuanto a la recuperación de la LIBERTAD, es el amparo de los beneficios que aseguran los definidos artículos constitucionales, los cuales enriquecen los más nobles intereses de una ciudadanía de alta proyección y provecho, y por ende enriquece a la nación misma. Así, el propósito de vivir en libertad adquiere un más alto valor y significado, proporcionado por nuevos elementos que aseguren, en lo inmediato posible, la mayor estabilidad y seguridad de la nación que se pretenda en ese sentido y orientación construir.
UNA LÓGICA REFLEXIÓN QUE CORRESPONDE A TODOS LOS VENEZOLANOS PARA DISPONER EMPRENDER LA REFORMA CONSTITUCIONAL, ATENDIENDO A LAS CARACTERÍSTICAS DE ESTRUCTURACIÓN YA EXPUESTAS.
Cuando se ha vivido la experiencia de ver las garantías constitucionales de una nación invalidadas por el abuso, violación, omisión y ultraje cometido por un régimen cuyo fijo objetivo es la perpetuación en el poder, el pensamiento de estabilidad y seguridad nacional debe cambiar de forma. Frente a ese devastado escenario, los impulsores de la reconstrucción y renovación de la nación, deberán echar bases constitucionales con una solidez y resistencia sin igual comparación con el presente y tradicional modelo. Así se asegurará que la instauración del nuevo modelo se manifieste reforzado en el cumplimiento del ejercicio de una gobernanza y gobernabilidad justa y respetuosa.
Sujetos a lo que enfoca los anteriores renglones, es cuando cobra sentido la intervención a la geometría y nomenclatura actual de LOS PODERES EXISTENTES para que se establezca una forma de gobierno diametralmente opuesto a lo actual, y así se dé lugar a una nueva comprensión de lo que en democracia significa gobernar, hasta el punto de reorientar el pensamiento y el comportamiento ciudadano. En ese sentido y dirección, el norte apuntará hacia la comprensión de un nuevo sistema de relación entre GOBERNANTES Y CIUDADANOS con lo cual el equilibrio y la estabilidad de la nación reposará en ese BINOMIO, bajo un esquema de corresponsabilidad en el ejercicio de gobierno, sabiamente sostenido de acuerdo a atribuciones bien definidas.
ENTRE OTRAS COSAS, ¿QUÉ SE LOGRA CONSOLIDAR CON UNA NUEVA VISIÓN DEL EJERCICIO DE GOBIERNO PARTIENDO DE REINTERPRETAR EL PAPEL CIUDADANO CON TODO LO ANTES EXPRESADO? . . .
Se logran consolidar, de manera práctica, actitudes y aptitudes mucho más responsables desde lo ético y moral, dando lugar a un compromiso más respetuoso y sostenible respecto a planes de progreso nacional en el ámbito general, donde el desarrollo y la superación ciudadana será necesario para enfrentar los incuestionables retos de transformación, y esto al entenderse la visión y misión que parte de comprender lo que significa que EL PUEBLO SEA COPARTÍCIPE CONSTRUCTOR DE PAÍS, BASADO EN LA JUSTA INTERPRETACIÓN DE LO QUE ES Y LLEGA A ABARCAR LO QUE PLANTEA COMO ALCANCE LA SOBERANÍA QUE RESIDE EN EL PUEBLO, PARTIENDO DE LA PROFUNDA EXPLORACIÓN AL ARTÍCULO 5 DE NUESTRA CONSTITUCIÓN NACIONAL.
Téngase presente, en virtud de un justo reconocimiento, el cuidado de no omitir que no se trató de un antojo o idea aislada y sin fundamento que Juristas y Constitucionalistas observaran otorgar REVESTIMIENTO DE AUTORIDAD SUPREMA al pueblo, tal como lo presenta y destaca el artículo 5 Constitucional sin más complemento, imágen o copia parecida que le suplante con tan propia característica de suprema autoridad.
Para los fines de reestructuración del Sistema de Libertades por la convocatoria a REFORMA CONSTITUCIONAL, se ha de iniciar esa labor, sin cuestionamientos ni oposiciones, y eso ha de entenderse así sobre la base de que la autoridad del pueblo es única en su clase, intransferible y determinante para obrar atendiendo a principios de supremacía que para nadie más competen. Del respeto y honra a esa condición sin semejanza, pende corresponder con todo lo que brinda identidad y hace posible nuestra existencia como República, apoyándonos en un Sistema que perfecciona el carácter y la civilidad de los hombres por el conocimiento de lo que bien se entiende como DEMOCRACIA.
RESUMEN PUNTUAL SOBRE EL TEMA DE LA NUEVA VISIÓN DE EJERCICIO DE GOBIERNO QUE SE HA DESTACADO Y CON EL QUE FINALIZA ESTE MENSAJE.
El derecho de Supremacía de Autoridad no corresponde a quienes son electos para gobernar mediante el sufragio. Tal derecho sí corresponde al pueblo por razones originarias que le hacen responsable directo de la existencia y sostenimiento de la nación. Por eso debe entenderse que no puede haber más pertinente y justo depositario de la soberanía. Los gobiernos son periódicos por acuerdo entre partes que así lo refrendan. Su autoridad tiene límites específicamente determinados. Comparativamente, el pueblo es un ente que conserva la suprema autoridad de manera permanente. Tal connotación es invariable en el tiempo.
Por tanto, la suprema autoridad, que sólo compete para el pueblo, es razonada de manera justa, conveniente y pertinente como intransferible. En ese caso, lo que argumenta esa lógica de correspondencia de autoridad, es de trascendental ocupación en el tiempo. Eso es justicia con propio fundamento de equilibrio. Si materializamos un estamento para que se haga presente tal autoridad en el sistema de poderes de la nación, el justo nombre que le representaría sería el de PODER SOBERANO.