Hace 67 años, un movimiento cívico militar derrocó al general Marcos Pérez Jiménez. Los expertos aconsejan “retomar la idea de la democracia como forma de vida”, a raíz de una nueva conmemoración de su fecha política más importante y ante la mas grave crisis humanitaria de toda la historia venezolana.
Hoy, nuestra democracia atraviesa su peor momento en décadas, mientras su reinstitucionalización dependerá del concurso de múltiples sectores del país… esta democracia ha sido desplazada en las últimas dos décadas por un régimen-personalidad de naturaleza autoritaria.
El golpe de Estado del 23 de enero de 1958
El golpe de Estado del 23 de enero de 1958 fue un golpe de Estado en Venezuela por medio del cual se puso fin a la presidencia del general Marcos Pérez Jiménez quien se vio forzado a abandonar el país con rumbo a República Dominicana a bordo del entonces avión presidencial denominado como «La Vaca Sagrada» para ser más tarde, protegido por el dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo.
A mediados de enero la Junta Patriótica llamó a la huelga general para el día 21. El 21 de enero comienza la huelga de prensa y horas después de ésta, la huelga general convocada por la Junta Patriótica. El paro se cumplió a cabalidad y en muchos sitios de Caracas se produjeron enfrentamientos con las fuerzas del gobierno.
El 22 se reúnen altos jefes militares en la Academia Militar para considerar la situación. Sus deliberaciones concluyen formando una Junta Militar de Gobierno que pide la renuncia a Pérez Jiménez. En la noche del día 22, la Marina de Guerra y la Guarnición de Caracas se pronunciaron contra la dictadura; y Pérez Jiménez, privado de todo apoyo en las Fuerzas Armadas, huyó en la madrugada del 23 de enero desde el Aeropuerto La Carlota, rumbo a Santo Domingo.
La resistencia y unión cívico-militar fueron factores fundamentales para cristalizar el derrocamiento del dictador Marcos Pérez Jiménez, durante la madrugada del 23 de enero de 1958.
Hoy, en otro 23 de enero, podemos decir, que tanto Chávez como Maduro se apropiaron de la institucionalidad democrática para utilizarla en su proceso de autocratización, donde tanto el poder electoral, como el ciudadano y judicial son armas para la prolongación en el poder…
Desde 1999, la oposición venezolana ha denunciado el deterioro progresivo de los valores democráticos y la independencia de los poderes bajo el mandato del chavismo, pero no ha podido desalojarlo del poder por la vía electoral ni en hechos que el oficialismo ha calificado como “aventuras golpistas” tanto contra Chávez como contra Maduro.
Las últimas generaciones en Venezuela se están formando bajo una realidad de absoluto desprecio por las formas democráticas, como lo concluye al examinar los gobiernos de Chávez y Maduro.
Todos los informes de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas y de la misión independiente de determinación de hechos de la ONU, así como las investigaciones por presuntos crímenes de lesa humanidad en la Corte Penal Internacional, dan cuenta de la mengua de la democracia y la institucionalidad en el país.
Por ultimo, la realidad venezolana exige comprender que en este país se ha impuesto un castrismo que simula herramientas democráticas para anclarse al poder…
En desarrollo…