Dicen que Goliat vencía
con solo mirar la gente.
Era vago y prepotente
y hablaba con groserías.
El pueblo no lo quería
y para pararle el trote,
David llegó con sus dotes
y como andaba de ronda,
lanzó un guijarro con honda
que destrozó sus bigotes.
Goliat que resultó herido,
perdió en el sitio las cholas.
Se le aflojaron las bolas
y quedó desvanecido.
Más el pueblo enardecido
pidió tan solo una cosa,
que al gigante y a su esposa
le dieran algún purgante
y los amarren cuanto antes
en una ceiba espinosa.
David que estaba pensando
impidió que eso se diera.
Era mejor que corriera
porque ya lo están buscando.
Que pida asilo llorando
ya que su piel está tensa.
Su ansiedad es muy intensa,
pues su corazón presiente,
que David está pendiente
de cobrar la recompensa.
Lo seguro es que este cuento
no se ajusta a la verdad.
Hay algo de falsedad
en este bíblico evento.
Pero si en algún momento
A Goliat toca escoger
el sitio donde se embarca,
corriendo dejará marcas
ocultándose en mogotes,
así salvara el cogote
de que lo tuerza la parca
Lo honda del pastor sirvió
para herir al filisteo.
Después el gigante feo
en el combate murió.
En el cuento se salvó
por razones de nobleza,
pero David con destreza
le quitó a Goliat la espada
y con furia en la mirada
le cercenó la cabeza.
Freddy Belisario Capella
Texas 24/enero/2025.