Esta palabra desafía a los creyentes a vivir conforme a las promesas de Dios. Es un llamado a una forma de vida más profunda. Es confiar en Dios aunque no veamos el camino completo, cuando las circunstancias parecen imposibles o cuando no entendemos lo que pasa a nuestro alrededor. La fe nos permite reconocer una realidad que a simple vista no sería posible. Hoy día se le da más credibilidad a lo que vemos que a lo que a las promesas que están escritas en la Biblia.
Abraham anduvo por fe y no por vista. El salió para tener y no esperó tener para salir. Andar por fe y no por vista debe ser la actitud de todo creyente como una constante espiritual y ser verdadero testimonio ante tanto mover de incredulidad, en el cual se mueve parte del pueblo de Dios.
Vivamos envueltos no en la letra de texto bíblico, sino en el alcance sobrenatural que nos depara.
Pastor, Germán Núñez Mejías