
Hoy, amigos lectores me referiré a los médicos de familia. Aclaro que nació esta decisión de un sentimiento natural y sincero de gratitud hacia estos especiales profesionales de la salud. Antes, debo señalar que no en todos los países existen estos importantes y singulares profesionales de la medicina, por supuesto, depende del tipo de Sistema de Salud. Antes, quisiera me aceptaran que les nombre con el calificativo de “Buenos samaritanos”. En otras palabras, “Benefactores”. No soy galeno, soy apenas un paciente que acude a ellos en estos tiempos de mi vida como inmigrante venezolano en este gran país: Canadá.
En un anterior articulo me referí acerca de una experiencia muy positiva en cuanto a la asistencia médica hospitalaria recibida del sistema de salud canadiense hacia mi persona. Considero no volver a mencionar en estricta descripción, pues creo les cansaría. Pero ¿Qué es un buen samaritano?. Un buen samaritano, es aquel que ayuda a los demás desinteresadamente, esencialmente a los que sufren o requieren ayuda. Esa expresión proviene de una parábola de Jesús que enseña que un buen prójimo ayuda a los demás sin importar su origen. En la parábola del Evangelio de Lucas, capítulos 10:25-37, se dice que un hombre iba de camino desde Jericó a Jerusalén y se encontró con un hombre asaltado. El buen samaritano se acercó, curó sus heridas, lo llevó a una posada y dio el dinero para que le siguieran atendiendo.
En ese orden de ideas, si de samaritanos se debe hablar, tendremos a la cabeza a los profesionales de la medicina, en forma especial a los calificados y denominados “Médicos de familia”. Para referirme a ellos como “buenos samaritanos”, “benefactores”, y sin querer pecar de adulante, debo por mi propia experiencia manifestar que tienen muy bien ganado dicho calificativo, sumado a esa experiencia personal, debo referirme, por ejemplo, al Profesor Madhukar Pai, catedrático de investigación de epidemiología y salud global de Canadá, Universidad McGill, Montreal, quien dio una muy interesante y valedera opinión al referirse, en paralelo, a un valioso libro cuya autora fue la Dra. Emily Smith (2023), conocida también durante la pandemia de COVID-19, como la “Epidemióloga Vecina Amistosa” a través de sus redes sociales, titulado “La ciencia del buen samaritano: pensar en grande acerca de amar a nuestro prójimo”, en cuyos contenidos se destaca la importancia de los “médicos de familia”, como buenos samaritanos o benefactores.
La opinión de Madhukar Pai, con respecto a los contenidos del libro y de su autora, expresa que está llena de gran humanismo social, que tiene origen en dos interrogantes, que a mi juicio definiría como un llamado de alerta motivacional, la primera cuando señala: ¿Por qué las personas bien intencionadas miran hacia otro lado cuando podrían ser buenos samaritanos? Y, una segunda, quizás de inculparse, cuando establece que “Si seguimos pasando por alto e ignorando la difícil situación de nuestros semejantes, ¿podremos sobrevivir como humanidad?”. Finalmente, Pai, expresa: “La Dra. Emily Smith aborda estas preguntas urgentes en este oportuno libro. Llega al núcleo de lo que significa ser un buen vecino y lo que se necesita para recorrer el camino de la solidaridad y la alianza.”
Es de conocimiento general, holístico, que todos los médicos de familia deben actuar como líderes, educadores, investigadores y clínicos porque tienen la prerrogativa de percibir los problemas y necesidades de las personas, al unir en su trabajo conocimientos minuciosos sobre sus familias, comunidades e indiscutibles factores sociales de la salud. Y eso es tan cierto que, de la combinación de humanismo con tecnología, verbigracia con la Inteligencia Artificial (IA), por ejemplo, se crea más valor agregado a la medicina, en los sistemas de salud, en específico la familiar. Para así alcanzar como meta el bienestar de la población, es decir, lo más significativo de su trabajo cotidiano.
La comunidad de médicos de familia a nivel mundial, se moviliza y desarrolla eventos de orden académico profesional, sea el caso por ejemplo, que para el mes de septiembre de 2025 se tiene prevista la CONFERENCIA MUNDIAL WONCA 2025, en donde se tratará la “Nueva visión para la atención primaria de salud y el desarrollo sostenible”, que pretende “reforzar el papel de la Medicina Familiar y su contribución decisiva a una Atención Primaria de Salud fuerte, en la búsqueda de una mayor unión en el compromiso con el desarrollo sostenible del mundo, objetivo que en combinación con los principios hipocráticos servirán de defensa más fuerte de la Medicina ante el futuro. A mi juicio, los médicos de familia cumplen algunas de las actitudes de un buen samaritano, como lo son: Mostrar humanidad, solidaridad, cuidar, acompañar y prestar asistencia y atender las necesidades, dar lo mejor de sí mismo hacia los demás (pacientes), ser incapaz de hacer sufrir a los demás y luchar por lo que cree y entrega sus conocimientos y experticia médica en beneficio de la comunidad
Como un elogio, una loa particular, devenida de mi propia experiencia, con respecto a mi medico de familia, he de referirme a uno en especial, quien con su actitud y aptitud ha demostrado que cumple a cabalidad con los principios mas importantes de un médico de familia, en todo el sentido de la palabra, como un “buen samaritano” de la salud, en sus funciones como tal, sin querer extralimitar mis apreciaciones, mi opinión, cumplo con mi felicitación a través de la frase archi conocida: “Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”, con ella quiero significar, respetuosamente, como paciente y con justicia, mi agradecimiento, como señalé antes, con justicia reconocer sus méritos profesionales y su Don de gentes, al señor: Dr. Sameer Paruk,
“Es más importante saber qué tipo de persona tiene una enfermedad que saber qué tipo de enfermedad tiene una persona. (Hipócrates)”
“La primera tarea de un médico es educar al público en la prevención de enfermedades”. (William Osler)
Calgary, Canadá, 11 de febrero de 2025