Plenitud es totalidad de algo. En Filipenses 4 (parafraseando), el apóstol Pablo menciona: «En Cristo habita toda la plenitud de Dios encarnada en un cuerpo humano y los creyentes al estar unidos a Cristo que la cabeza del cuerpo, están llenos de esa plenitud».
Vivir en esa misma plenitud es una toma de conciencia de quienes somos, que tenemos y que podemos en Cristo, en Aquel, que es la cabeza.
Moverse cada miembro del cuerpo en esa misma dirección progresiva de esa plenitud, le da sentido a la iglesia como cuerpo de Cristo.
Es su poder obrando en nosotros para hacer la obra de Dios. El fruto del Espíritu es la manifestación de estar andando en esa llenura, en esa plenitud.
Sabemos que estamos completos en Cristo, que tenemos la mente de Cristo, y debemos ser entendidos para no desviarnos en la carrera que tenemos por delante y movernos en esa plenitud. El apóstol Pablo expresó con propiedad a los creyentes de Galacia: «Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo (esa plenitud), sea formado en vosotros» Gálatas 4:19.
Menciono también que la iglesia es un cuerpo de muchos miembros y cada miembro del cuerpo manifiesta funciones que emanan de esa plenitud.
Pastor, Germán Núñez Mejías