Cuando el verbo, la palabra, el Cristo o plenitud del Padre, se encarnó en Jesús, comenzó éste como el Hijo del Hombre, a moverse como Cuerpo en la tierra.
Cada miembro del cuerpo de Cristo que es la iglesia está unido entre si por la salvación. Cada miembro del cuerpo (discípulos), tiene la misma cabeza y siguen o deberían seguir a la misma cabeza que es Cristo. Cada miembro del cuerpo es representación de Cristo y eso lo compromete a ser organismo, para manifestarlo al mundo, sabiendo que en cada miembro está el Espíritu Santo que es quien lo mueve en la misma dirección que el Padre Celestial le tiene previsto.
De esa manera el cuerpo de Cristo es una unidad, así como Jesucristo era uno con el Padre. En ese factor «Uno», el Hijo obraba en el diseño que le había encomendado y hablaba lo que el Padre le había previsto.
Cada miembro del cuerpo está preñado de la misma Justicia de Dios y no puede ser amputado por ningún precepto, dogma o doctrina de hombre.
Pastor, Germán Núñez Mejías