
Investigaciones recientes están arrojando luz sobre una conexión sorprendente: la salud y fortaleza de nuestras piernas podrían ser un factor determinante para mantener una buena memoria y una función cerebral óptima a medida que envejecemos. Contrario a la creencia popular de que solo los ejercicios mentales benefician el cerebro, parece que el estado físico de las extremidades inferiores juega un papel crucial en nuestra salud cognitiva a largo plazo.
Un estudio destacado en esta área, realizado por investigadores del King’s College de Londres y publicado en la revista Gerontology, siguió a cientos de pares de gemelas durante una década. Los resultados revelaron que la gemela que poseía mayor fuerza en las piernas al inicio del estudio mostraba una mejor función cognitiva, incluida una memoria más aguda, diez años después.
Este hallazgo es particularmente significativo al estudiar gemelas, ya que ayuda a controlar influencias genéticas y ambientales, sugiriendo un vínculo más directo entre la fuerza de las piernas y la salud cerebral.
Los científicos exploran diversos mecanismos para explicar esta relación. Se postula que ejercitar los grandes músculos de las piernas mejora la circulación sanguínea general, lo que a su vez optimiza el flujo de sangre hacia el cerebro, asegurando un adecuado suministro de oxígeno y nutrientes vitales.
Además, la actividad física, especialmente la que implica soportar peso, estimula la producción de factores de crecimiento nervioso como el BDNF (Factor Neurotrófico Derivado del Cerebro), conocido por su papel en el soporte, crecimiento y supervivencia de las neuronas, influyendo positivamente en el aprendizaje y la memoria.
En consecuencia, incorporar ejercicio físico que fortalezca las piernas en la rutina diaria, como caminar a paso ligero, subir escaleras, practicar sentadillas o realizar levantamiento de pesas, podría ser una estrategia accesible y efectiva para salvaguardar nuestras capacidades cognitivas y potenciar la salud de nuestro cerebro a lo largo de los años.