• Sáb. Ago 23rd, 2025

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Comer lento: Un hábito con un impacto positivo en la salud a largo plazo

Numerosos estudios sugieren que adoptar un ritmo más pausado al comer podría ofrecer múltiples beneficios para la salud, abarcando desde una mejor digestión hasta un posible impacto positivo en la longevidad.


Si bien una búsqueda exhaustiva de un único estudio de la Universidad de Harvard que vincule directamente la lentitud al comer con una mayor esperanza de vida no arroja un resultado específico y concluyente atribuible únicamente a esa institución en esos términos exactos, la investigación científica en general sí respalda varias de las ventajas asociadas a comer sin prisa.

Expertos en nutrición y diversos estudios señalan que masticar adecuadamente y tomarse tiempo durante las comidas permite al cuerpo procesar los alimentos de manera más eficiente. Esta práctica facilita una mejor digestión y optimiza la absorción de nutrientes esenciales.

Además de los beneficios digestivos, comer lentamente se ha relacionado con una mejor gestión del peso.

Al darle tiempo al cerebro para registrar las señales de saciedad, se reduce la probabilidad de comer en exceso, un factor conocido que contribuye a diversas afecciones de salud. Investigaciones publicadas en revistas como Nutrients y documentadas por medios como Healthline y Precision Nutrition respaldan cómo un ritmo de comida más lento puede aumentar la sensación de plenitud y ayudar a controlar la ingesta calórica.

Aunque la relación directa con la longevidad como resultado principal de «comer lento» aún es un área de investigación continua y los estudios varían en sus conclusiones específicas sobre mortalidad general o por causas cardiovasculares directamente ligadas solo al ritmo de la ingesta a lo largo de toda la vida, los efectos positivos en la digestión, el control de peso y la reducción de factores de riesgo metabólico y cardiovascular son ampliamente reconocidos por la comunidad científica.

Estos factores, a su vez, están intrínsecamente ligados a una mejor calidad de vida y a la prevención de enfermedades crónicas que pueden acortar la esperanza de vida.

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