María Corina Machado, líder de la oposición venezolana, ha promovido la desobediencia civil contra el gobierno de Nicolás Maduro. Esta postura se ha mantenido a lo largo del tiempo, con llamados a la «máxima presión» y a la desobediencia social, buscando un cambio político en Venezuela. Su posicionamiento se basa en su compromiso con la libertad y la democracia, y se ha evidenciado en múltiples momentos.
María Corina Machado ha abogado por medidas como boicots económicos, rechazo a las elecciones fraudulentas, y la desobediencia a órdenes que considere ilegítimas, como la no participación en instituciones controladas por Maduro o la negativa a cumplir con leyes que violen derechos humanos. También ha llamado a la población a mantenerse fuera de los programas y eventos laborales o gubernamentales que legitimen al régimen.
El gobierno de Nicolás Maduro generalmente ha respondido a los llamados de María Corina Machado con represión, criminalización y discursos de rechazo. Ha habido arrestos y persecución de líderes opositores y activistas, además de tachar sus acciones y llamados de desobediencia civil como intentos de derrocar al régimen mediante la violencia o la instigación. La respuesta oficial ha sido fortalecer la represión y justificar la continuidad del régimen.
Los llamados de Machado a la desobediencia civil han generado una participación activa y resistencia en algunos sectores de la sociedad venezolana, promoviendo la movilización y la presión internacional. Sin embargo, también han llevado a una mayor represión y divisiones internas en la oposición, dificultando la coordinación y la participación masiva. En general, estos llamados han mantenido viva la resistencia, pero enfrentan obstáculos significativos por la represión del gobierno y la crisis política prolongada.
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