Diosdado Cabello es por mucho la figura más compleja de evaluar en la conformación del poder en Venezuela, creer que es un subalterno de Nicolás Maduro es una evaluación limitada de su verdadero poder y recorrido político, él no es un subalterno ha sido hábilmente un socio, dueño de una cuota parte del régimen.
Hugo Chávez en las postrimerías del cáncer habría sentenciado columpiándose en una hamaca su línea de sucesión; primero Nicolás Maduro, segundo Rafael Ramírez y el tercero Diosdado Cabello, sin embargo, Maduro en su juego con la inteligencia cubana obraron para sacar de carrera a Ramírez, y convencer a Diosdado que podía compartir el poder bajo la presidencia de Nicolás, porque no estaban dadas las condiciones geopolíticas para una nueva transición interna del poder en Venezuela.
Sin embargo su poder se redujo significativamente a los espacios únicamente de su hermano José David en el SENIAT, y de su esposa Marlenys Contreras en el Ministerio de Turismo, espacio que terminaría perdiéndolo en medio de un escándalo personal con el Ministro de finanzas y presidente del Banco Bicentenario Miguel Pérez Abad, dejando a Diosdado exclusivamente al manejo del PSUV, y a la bochornosa conducción del programa con el Mazo Dando, que lo ha sobre expuesto en sus limitadas capacidades en todas las áreas políticas y de inteligencia que pretende manejar.
Diosdado después de El Aissami.
La figura de Tareck el Aissami se encumbró rápidamente en el aparato político venezolano, su manejo con el medio oriente, las relaciones de su tío en Irán, y su habilidad para el cortejo político de los familiares de Cilia, de los narco sobrinos entre otros, a través de regalos cotosos, de casas expropiadas, de vehículos comisados a narcotraficantes rivales, lo hicieron no solo mantenerse sino crecer y establecerse en áreas políticas de inteligencia y financieras como ningún otro, una figura tan descogollante que representaba el desplazamiento total de Diosdado y la caída de Nicolás Maduro, no había otro límite para una figura como El Aisami.
Estando todos en riesgos fue necesario el establecimiento de una alianza de altas dimensiones, que obligó al manejo en conjunto de figuras no convergentes por mucho tiempo; Vladimir Padrino, Jorge Rodríguez, Delcy Rodríguez, Diosdado Cabello, pudiéramos asumir que se constituyeron en un bloque alrededor de Nicolás Maduro para neutralizar la amenaza latente.
Establecieron una alianza inmediata con el General Rodríguez Torres, en ese momento un preso de El Aissami, y con su experiencia y cuadernos de inteligencia de los trazos de movimientos financieros de El Aissami le dieron la estocada final, entre otros elementos de inteligencia política que privaron en ese audaz movimiento.
De manera que así se configuró un segmento de características interesantes para sobrevivir al poder político, en el ecosistema de un régimen autoritario, logrando con la habilidad de Rodríguez Torres en el contexto de las elecciones del 28 de julio, lograr el ascenso de Diosdado Cabello al aparato de inteligencia política con el control del Ministerio de Interior y el control de: SEBIN-PNB-GNB, y medianamente el DIGCIM.
Diosdado después de la operación Guacamaya.
Bien dicen que lo evidente no necesita anteojos, la fragmentación de la composición interna del régimen es una realidad insoslayable, Nicolás Maduro, en su manejo de inteligencia (la Habana-Moscú), mueve sus intereses con Cilia, Jorge y Delcy Rodríguez, Vladimir y otros de menor calado, que son sacrificables a los efectos de soportar el poder, los intereses de Maduro han estado en mantenerse en el poder e incluso a sobrevivir ante un descalabro total.
El radicalismo de Diosdado y el perfil del jefe de la mafia, el jefe del cartel de los soles que prometió la brisa bolivariana a los EE.UU, materializado a través del Tren de Aragua, banda criminal que horroriza al mundo y atenta contra la seguridad nacional del imperio norteamericano es un elemento con el que Nicolás Maduro no está dispuesto a cargar.
Múltiples negociaciones se llevan a cabo entre Jorge Rodríguez, y Mauricio Claver Carone, con el aval de Donald Trump, y de Marco Rubio, negociaciones donde Diosdado no participa ni tendrá acceso a la información porque en ese tablero él es ficha de cambio.
Todos los últimos acontecimientos, sobre la operación guacamaya, la llegada de migrantes, los movimientos en el viaje a Moscú, dan indicios poderosos de la decisión firme y definitiva de cerrar el ciclo de Diosdado en el poder.
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