• Vie. Ago 22nd, 2025

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La nueva Venezuela: tecnología, industria, prosperidad y libertad

Dayana Cristina Duzoglou Ledo.

Del colapso al renacimiento: ¿Se podría con una nueva Venezuela en marcha, impulsar también una nueva era latinoamericana?

Por muchas décadas nuestra Tierra de Gracia fue el eje de la democracia en Latinoamérica  (desde 1958 a 1998), y  con la llegada del comunista Hugo Chavez Frías, un paracaidista narcisista y megalómano, quien solo dejó un legado de hambre, corrupción y muerte, se fueron destruyendo las bases democráticas que hicieron que Venezuela viviera una gran prosperidad económica gracias al petroleo, al balance institucional y lo más importante, a la alternancia del poder civil. Esta realidad posicionó a Venezuela en el año de mil novecientos setenta y siete, junto a Colombia y Costa Rica, como una de las tres democracias mas ricas y plenas de las Américas.   Este legado, aunque destruido por completo por el autoritarismo más aberrante del Siglo XXI, sigue siendo referencia de lo que Venezuela puede volver a ser, superar y definitivamente superar y mejorar exponencialmente.

Hoy, en medio de una crisis sangrienta y prolongada, en Venezuela emerge una nueva narrativa: la reconstrucción no debe limitarse a restaurar lo perdido, sino que debemos reinventar el país desde sus cimientos. La propuesta de la líder más relevante del cono sur, María Corina Machado que busca convertir a Venezuela en un hub energético es solo el inicio. La visión se amplía hacia una red de microhubs tecnológicos, industriales, culturales y educativos que pueden transformar al país en un ecosistema de innovación descentralizada siendo gran aliada de las potencias más prósperas del mundo occidental como Estados Unidos, la Unión Europea e Inglaterra.

Venezuela, a mi parecer, podrá ser un modelo global de recuperación gracias a la hoja de ruta audaz que propone el Presidente Edmundo Gonzalez Urrutia, y también, aprovechando su condición de “Mare Nostrum”, Venezuela será consolidada con talento humano (que le sobra) y tecnologías de punta. Así, podrá lograr que nuestro bello país sea un ejemplo de libertad y sobretodo de prosperidad. No es una utopía o un sueño sin sentido, el plan de 100 días 100 horas de Maria Corina, se basa en estrategias y tácticas exitosas ya aplicadas en países escandinavos y en países como Japón e Israel,  pero las mismas están, definitivamente adaptadas nuestro contexto muy venezolano.  


Tecnología como palanca de libertad y prosperidad de la nueva Venezuela

La tecnología no solo mejora procesos: redefine el poder ciudadano y dinamiza economías y esto lo podemos ver en gran cantidad de países como Alemania, Estados Unidos e incluso India, donde, por ejemplo con un sistema denominado Aadhaar donde hay más de mil trescientos millones de personas registradas, se realizan transferencias directas de subsidios evitando estafas y fraudes en un cuarenta y siete por ciento.

También podemos nombrar a Estonia donde los ciudadanos votan, pagan impuestos e incluso acceden a servicios médicos desde donde estén, y con este sistema el país se ahorra el 2 por ciento del PIB anualmente en eficiencia administrativa

En Venezuela, donde el Estado ha monopolizado la información y restringido libertades, la tecnología puede ser el mejor antídoto.

Podemos emular y hacer plataformas educativas y de pago parecidas a las mejores plataformas mundiales ( Revolut es un buen ejemplo así como las apps de las fintechs más destacadas de Estados Unidos como Lectera, plataforma educativa con más de doscientos cursos de negocios y finanzas) y también con neobancos como Chime, un banco sin comisiones que ademas ofrece asesorías financieras. 

Tenemos que tener presente que el Foro Económico Mundial considera que con IA, 5G, Big Data y Blockchain se esta redefiniendo áreas tan emblemáticas como las comunicaciones, la economía y la medicina y solo con inteligencia artificial, el PIB global podría aumentar en 15.7 billones de dolares americanos para el dos mil treinta. América Latina podría generar mas de 6 millones de nuevos empleos en 5-10 años, lo que significaría que la prosperidad seria un nuevo componente de la ecuación de los países que decidan ser libres.

Si nos enfocamos en Venezuela, con el ciudadano como protagonista, podremos tener un semillero de talentos que puedan generar los cambios, especialmente porque la población venezolana tiene un 55 por ciento de población por debajo de una edad media de 29.4 años, por lo que tenemos 18 millones de talentos jóvenes con la urgencia, la preparación y la disposición para liderar una transformación sin parangón en la historia.

Microhubs industriales para una economía diversificada

La reconstrucción económica de Venezuela no puede volver a depender exclusivamente del petróleo. Tenemos gas, minerales raros y también los recursos para diversificarnos en microhubs industriales que generen soluciones descentralizadas que se adapten a cada región. Estos minihubs que difieren en tamaño a los parques industriales standar, pueden conformarse de fabricas inteligentes, centros de innovación y fabricas de manufactura, ademas de laboratorios de innovación no solo en zonas urbanas, sino también en zonas rurales.

Ya existen proyectos como el planteado por la fundación Instituto de ingeniería en donde se plantea modernizar sectores claves como el agroindustrial. También, proponen la adopción del reciclaje de plásticos y fabricación de productos enfocados en energías renovables. Esta no es una tendencia al azar, es la tendencia que se ciñe a la nueva revolución industrial 4.0 en donde las fabricas inteligentes revitalizan economías como por ejemplo, la de Vietnam.

Venezuela volverá a ser un referente industrial en América Latina como lo fuimos en los años 70 y 80 y con voluntad política, inversión privada y talento local, es posible recuperar ese dinamismo. Los microhubs pueden instalarse en estados como Lara, Bolívar, Portuguesa, Mérida, Carabobo y Anzoátegui, aprovechando vocaciones productivas específicas.

Mare Nostrum:  la nueva Venezuela y Colombia como eje geoestratégico latinoamericano 

El corazón del continente en integración, comercio y poder regional puede ubicarse en esta nueva Venezuela y en una Colombia sin Petro. El “Mare nostrum” que significa nuestro mar en latin, nos recuerda como el imperio romano dominaba el mar mediterraneo por ser el imperio más próspero de Europa. Actualmente analistas políticos de altura usan este bello término para referirse a la posición geoestratégica de Venezuela y Colombia en el Caribe, con una conexión con el Amazonas y una frontera viva de dos mil doscientos kilómetros que, siendo bastante privilegiada hace que estos países sean un eje de comercio, seguridad y cultura único en la región. Además, estos dos países tienen la misma historia, fueron la Gran Colombia y sus luchas por la independencia fueron basadas en desafíos comunes. El “Mare Nostrum” de las Américas es mucho más que una metáfora en latín, es también una gran oportunidad geopolítica para el continente americano.

Conclusión

Venezuela no está destinada a repetir su historia, sino a superarla con audacia y propósito. La reconstrucción no debe ser una restauración nostálgica, sino una reinvención estratégica. El país tiene la oportunidad de convertirse en un modelo de excelencia regional, combinando tecnología, industria, cultura y libertad en un ecosistema descentralizado. Esta visión no es una utopía, esta basada en experiencias exitosas de países como Israel y Estados Unidos.

Los microhubs industriales, los centros tecnológicos, el eje geoestratégico del *Mare Nostrum americano* y el renacimiento cultural no son piezas aisladas, sino engranajes de una maquinaria de transformación. Cada ciudadano, cada emprendedor, cada educador y cada profesional tendrá un rol que cumplir. La diáspora puede ser puente, el talento local puede ser motor, y la tecnología puede ser el catalizador. Pero para que esta visión se materialice, es necesario recuperar el sentido de propósito colectivo, la ética del trabajo y la convicción de que la libertad no se hereda: se construye.

Francisco de Miranda, precursor de la independencia y visionario continental, lo expresó con claridad y firmeza: 

“Yo soy y seré perpetuamente, acérrimo defensor de los derechos, libertades e independencia de nuestra América, cuya honrosa causa defiendo y defenderé toda mi vida; tanto porque es justa y necesaria para la salvación de sus desgraciados habitantes, como porque interesa además en el día a todo el género humano.” 

Esa causa sigue vigente. La nueva Venezuela no es solo una aspiración nacional, sino una contribución al continente y al mundo. Porque cuando un pueblo recupera su libertad, su prosperidad, su dignidad y su creatividad, no solo se reconstruye: inspira. Venezuela está lista para inspirar al continente —y al planeta— con una historia de excelencia, innovación y valentía.

Dayana Cristina Duzoglou Ledo

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