Una investigación pionera liderada por el Centro de Neurociencias Cajal del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en España ha revelado una conexión fundamental entre la actividad física moderada, la salud de nuestra comunidad bacteriana intestinal y el rendimiento cognitivo. El estudio, realizado en un modelo animal y publicado en la prestigiosa revista eBioMedicine del grupo The Lancet, demuestra que el ejercicio no solo fortalece el cuerpo, sino que también enriquece la microbiota intestinal, generando un impacto directo y positivo en el cerebro.
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Los hallazgos abren una nueva frontera para el desarrollo de futuras terapias centradas en la microbiota para combatir enfermedades neurodegenerativas y trastornos cognitivos.
Según la Librería Nacional de Medicina de los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos (NIH), la microbiota intestinal es una «población compleja y dinámica de microorganismos» que influye marcadamente en la salud.
El NIH subraya el papel «crucial» de estas bacterias en el mantenimiento del equilibrio inmunitario y metabólico del organismo, así como en la defensa contra agentes patógenos.
En el transcurso de su investigación, el equipo del CSIC observó que la práctica de ejercicio moderado, equivalente a unos 40 minutos a una velocidad media en ratones, conducía a un aumento significativo en la diversidad de las bacterias intestinales.
Este enriquecimiento de la comunidad microbiana resultó ser un mediador clave de los beneficios del deporte en el cerebro, evidenciando mejoras notables en el rendimiento cognitivo, la capacidad de discriminación espacial y la neurogénesis, la formación de nuevas neuronas, en el hipocampo, un área cerebral esencial para la memoria y el aprendizaje.
«Aunque sabíamos desde hace tiempo que hacer ejercicio de forma regular mejora la salud del cerebro, desconocíamos el papel específico de la microbiota intestinal en este proceso», explicó José Luis Trejo, investigador del Centro de Neurociencias Cajal (CNC-CSIC) y coordinador del estudio. «Nuestro modelo experimental nos ha permitido comprobarlo», afirmó, subrayando cómo los cambios en la composición de los microorganismos intestinales son un factor determinante en la modulación de los efectos positivos del ejercicio sobre las funciones cerebrales superiores.