El futuro de Monómeros, la mayor productora de fertilizantes de Colombia, pende de un delicado hilo diplomático y comercial. La empresa, propiedad de la estatal venezolana Pequiven, fue puesta en venta por el gobierno de Nicolás Maduro, quien busca evitar una eventual sanción que la administración de Donald Trump podría imponer nuevamente tras asumir en enero.
La transacción podría generar grandes implicaciones políticas y económicas en la región, donde Monómeros controla el 40 % del mercado de fertilizantes y emplea a más de 400 personas.
Desde agosto, surgieron reportes de movimientos financieros cuestionables hacia una compañía en Hong Kong, según investigaciones del diario El Colombiano.
El Colombiano reveló que el acuerdo alcanzado, valorado en unos 300 millones de dólares, estaba prácticamente cerrado. Sin embargo, a pocos días de la conclusión de la venta, el presidente Petro emitió un sorpresivo comunicado en X, dirigido a Maduro y a Álex Saab, ministro de Industria y Producción Nacional, y negociador de la venta, declarando su oposición a la operación.
En su mensaje, Petro expresó que la privatización de Monómeros aumentaría los precios de fertilizantes para los campesinos colombianos y generaría dependencia del sector agrícola nacional.