Las doce uvas del tiempo junto el sonido de las doce campanadas de la Catedral de Santa Inés impregnado en las azules aguas del Golfo de Cariaco, anunciaron a Cumaná y Venezuela el inicio de un próspero y luminoso año 2025.
La ciudad se vistió de alegría maquillada para disipar un poco el recuerdo nostálgico de tantos familiares y hermanos residenciados en numerosos lugares del mundo.
Aún así se renovaron ideas, objetivos y proyectos para comenzarlos o darles continuidad con la esperanza de un final feliz.
En cuanto a obras públicas de envergadura que afecta el nivel de vida y salud de la población, propongo en primer lugar hacerle frente con decisión al sistema de drenaje para las aguas negras o cloacas de la ciudad.
Es una gran empresa. Requiere cuantiosa inversión. Pero lo más importante es voluntad, decisión, honestidad y sentido de pertenencia por nuestra tierra.
Conseguiremos el desarrollo de la industria turística, la generación de miles de empleos y oportunidades para todos, si reactivamos las plantas de tratamiento de aguas residuales, reparamos colectores caídos; reactivamos estaciones de bombeo.
Así mismo es necesario implementar un progresivo cambio de tuberias por otras de mayor diámetro; vigilancia, seguridad y mantenimiento oportuno para todo el sistema, para conseguir con toda seguridad mejores estándares de vida y «tener un mejor año 2025».

Cristian Antonio Silva Potellá.