En Efesios 5, Pablo compara a los esposos con Cristo y a los creyentes, la iglesia, como la esposa de Cristo.
En su amor eterno, pues nos conocía desde antes de nacer, se entregó asimismo por ella en la cruz; la limpió con su sangre para santificarla; para tener intimidad con ella todos los días y mostrar su amor incondicional eterno.
Dios hizo a Eva de la costilla de Adán y los hizo un cuerpo para administrar la tierra que había creado. En la cruz, la sangre de Jesucristo brotó de un costado y eso bastó para que todo aquel que en el creyese sería limpiado, comprado con ese precio de sangre surgiendo un cuerpo llamado iglesia, con tareas específicas celestiales (de Reino), aquí en la tierra.
En un noviazgo no hay intimidad y de hecho no se podría un hijo en nuestras vidas y conducirlo a la estatura de la plenitud de Cristo (su esposo).
Nota: Puede anexar sus inquietudes
Pastor, Germán Núñez Mejías