Una reciente encuesta realizada en Estados Unidos ha revelado un creciente escepticismo entre los graduados de la Generación Z con respecto al valor económico de su educación universitaria.
El análisis, llevado a cabo por la plataforma de empleo Indeed, arrojó un dato sorprendente: el 51% de los encuestados pertenecientes a esta generación considera que su título universitario fue una inversión fallida.
Esta cifra supera significativamente el sentir de generaciones anteriores, como los millennials (41%) y los baby boomers (20%), quienes en menor medida comparten esta opinión.
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Este notable descontento entre los jóvenes graduados parece estar intrínsecamente ligado al aumento constante de los costos de matrícula y al récord histórico que ha alcanzado la deuda estudiantil en el país norteamericano.
Expertos en educación superior señalan que la Generación Z está experimentando una creciente desilusión con el modelo tradicional de enseñanza universitaria, cuestionando si el retorno de la inversión justifica el considerable desembolso económico y el endeudamiento a largo plazo que a menudo implica obtener un título.
Sean Lyons, decano asociado de la Facultad de Negocios y Economía de la Universidad de Guelph, ofrece una perspectiva histórica sobre este cambio de percepción.
Según explica, en generaciones previas, poseer un título universitario era un factor distintivo que otorgaba una clara ventaja en el mercado laboral. Sin embargo, el panorama ha evolucionado drásticamente.“Mientras que alrededor de 1970 solo el 10% de los estadounidenses tenía un título universitario, hoy casi el 40% lo tiene, y el número de personas con títulos avanzados también se ha disparado”, puntualiza Lyons. Esta “carrera armamentista académica” ha provocado que un título universitario se haya convertido en un requisito casi indispensable, pero que ya no garantiza por sí solo el éxito profesional a los ojos de una proporción cada vez mayor de jóvenes graduados de la Generación Z.