En un mar de contradicciones, en un ambiente de presión permanente, donde los venezolanos estamos sitiados por las limitaciones, el hambre y la necesidad, donde el día a día ocupa a todos los hombres y mujeres de bien que buscan subsistir ante la asfixia del modelo socialista es imprescindible por encima de esta situación no perder el foco de nuestra lucha. Debemos tener presente que hemos transitado un camino de éxitos producto de la voluntad de cambio y el deseo de permanecer unidos en torno a una verdad hecha realidad, el haber derrotado a la revolución con sus amoldadas instituciones, reglas y condiciones desventajosas y el chantaje permanente de sus estructuras de control social.
Luego de las elecciones presidenciales donde se irrespeto la voluntad popular, ahora está en proceso un evento electoral donde participa solo quienes tienen una vinculación directa o indirecta con el sistema socialista.
Los venezolanos dentro y fuera del país y toda la comunidad internacional saben cuál sería el resultado si finalmente se da este accidentad, atropellado y viciado proceso.
La descomposición y degradación del sistema ha contaminado el espectro político. Esfuerzos dentro de un gran concierto distorsionado de manipulación y engaño se realizan por quienes alineados, alienados o tarifados, deben entregar cuentas a sus mentores o por aquellos que de buena fe perciben y concluyen erradamente que hay que preservar, conquistar o recuperar espacios. En medio de un mar nauseabundo en que se ha convertido el ejercicio del poder y sus mecanismos de ascenso al mismo.
Se ha creado en definitiva un gran movimiento premeditadamente dividido de oposición depravada, de etiqueta socialista, susceptible, débil, complaciente, voraz y troglodita que hace frente a la oposición patriota y consiente que por la vía democrática busca generar un cambio en Venezuela.
Esta oposición patriota y nacionalista fortalecida y moralizada, que unida indiscutiblemente venció al pervertido sistema electoral, ese que hoy sin vergüenza alguna dice llevar un nuevo proceso electoral con la carga pública y notoria de la trampa y el descredito que vergonzosamente para la historia se ganó.
Nadie acepta pasar la página, solo está en curso un esfuerzo inmoral que construye infructuosamente sobre los escombros del sistema democrático un nuevo modelo vulgar, anti ético de adjudicación concertada de espacios que deja de ser democrático y representativo y por ende inconstitucional
A pesar de esta tragedia podemos tomar lo bueno de esta desesperada acción que permitió diagramar con exactitud el estatus real de la clase política del país en especial la del sector opositor mutante que durante décadas aseguro habernos representado.
Hoy en día el pueblo venezolano sabe quién es quién y a que intereses atiende y representa.
El venezolano maltratado, vejado, engañado y empobrecido tiene la mirada fija en el cambio y hoy liberado del yugo y control partidista está preparado para dar los pasos que sean necesarios para consolidar la unidad independentista que restablezca el orden constitucional que construya los caminos del progreso y bienestar de toda la sociedad venezolana.
El tema de votar o no votar solo trasciende en la conciencia de cada venezolano que sigue un camino trazado en el cual se tienen puestas todas las esperanzas y que pese a las complicaciones está allí presente, sustentado por la mayoría del pueblo que no está dispuesto a arrodillarse al sistema de partidos construido absurdamente cuyos representantes son parte del problema y corresponsables de la tragedia que hoy vivimos.
La población venezolana hoy declarada independiente a lo largo y ancho del país y el mundo se distanció y divorcio con firmeza indoblegable de la militancia partidista, por lo que esta payasada electoral es solo una invitación para el reducto de la partidocracia acomodaticia que solo representa a los intereses y espacios de las cúpulas carroñeras, indeseables e inescrupulosas que miran desde la comodidad y los privilegios del poder, la agonía de un pueblo víctima de la irresponsabilidad de quienes han amagado y fingido ser opositores al régimen socialista.
Los sectores independientes tienen la palabra. Las encuestas y sondeos de toda índole acorralan a los convocantes y participantes de esta elección regional y de asamblea nacional. Todos los partidos políticos juntos oficialistas y de la oposición complaciente son una minoría que los ubica de acuerdo a los diferentes momentos políticos entre el 10% y el 13% y los ubico juntos porque son genéticamente los mismos.
El cambio esperado pasa por deslastrarse del pasado que hoy pretende repartirse el poder y por depurar la unidad ciudadana de todos aquellos elementos y estructuras precarias, maliciosas y mal intencionadas que continúan haciendo daño desde el seno de la oposición real fundamentada en un sentimiento nacional.
Votar o no votar es una decisión de cada ciudadano tomando en cuenta la realidad y el momento político que vivimos, quien convoca y quienes participan, los antecedentes todos cuestionables del órgano rector, el currículo (para algunos prontuarios) de quienes lo conducen y sus actuaciones e infinidad de señalamientos obscuros y transgresores del ordenamiento legal y desconocimiento de la soberanía del pueblo venezolano.