Los sondeos predicen una baja participación en las elecciones del 25 de mayo, con proyecciones que oscilan entre el 15,9% y el 24%. Esto indica un posible desinterés o desconfianza en el proceso electoral. Los datos sugieren que el resultado de las elecciones podría verse afectado por la cantidad de votantes. Es crucial comprender las razones detrás de esta baja participación, si se confirma, para tomar medidas que fomenten la participación ciudadana en futuros comicios y así fortalecer la democracia.
A pocos días de las elecciones regionales de este 25 de mayo, en las que se elegirán a gobernadores, diputados a la Asamblea Nacional y representantes a los consejos legislativos, expertos de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) con Delphos coinciden en un diagnóstico común: la participación ciudadana será baja, está marcada por la desconfianza, el desencanto político y una migración que no se refleja en el registro electoral.
El ciudadano de a pie manifestó temor de hablar frente a una cámara y micrófono a un medio de comunicación, y dijo desconocer que el Consejo Nacional Electoral (CNE) convocó elecciones para ese día.
De acuerdo con la encuestadora Poder y Estrategia, la participación «apenas ronda 24 %» de los venezolanos. «Esta cifra considera los que afirmaron que ‘definitivamente sí’ irán a votar, mientras 10 % adicional respondió ‘creo que sí’».
Las principales razones de la baja participación electoral suelen incluir:
- Desinterés o apatía política: Muchas personas sienten que su voto no hará diferencia o están desilusionadas con los políticos y las instituciones.
- Falta de confianza en el sistema: Problemas de corrupción o irregularidades pasadas pueden disminuir la confianza en los procesos electorales.
- Desconocimiento o apatía informativa: La falta de información clara sobre los candidatos o las propuestas puede llevar a que algunos no vean la importancia de votar.
- Factores logísticos: Dificultades para acceder a los centros de votación, como horarios complicados o problemas de transporte.
- Factores socioeconómicos: Personas en situación vulnerable, con menos recursos o que enfrentan otras prioridades, pueden tener menos incentivo o capacidad para votar.
- Contexto de crisis o conflictos: Situaciones de inseguridad, violencia o crisis económica que distraen o desmotivan a la población.

Para aumentar la participación electoral, se pueden implementar varias medidas, como:
- Campañas de sensibilización: Informar y concienciar sobre la importancia del voto y cómo impacta en la comunidad.
- Facilitar el acceso: Ampliar horarios de votación, realizar votaciones anticipadas o en fin de semana y ofrecer transporte gratuito o subvencionado.
- Educación cívica: Incluir programas en escuelas y comunidades para educar sobre el proceso electoral y el valor del voto.
- Simplificación del proceso: Mejorar la organización electoral para hacerlo más eficiente y sencillo, minimizando errores y largas esperas.
- Reforzar la transparencia: Garantizar elecciones limpias y confiables para fortalecer la confianza en el sistema.
- Incentivos y reconocimiento: Considerar incentivos o reconocimiento social para quienes participen, siempre en el marco de la legalidad.
- Uso de tecnologías: Implementar opciones de voto electrónico o en línea para facilitar la participación, especialmente en contextos de movilidad limitada.
La baja participación puede afectar los resultados electorales de varias maneras:
- Legitimidad: Si sólo una pequeña parte de la población vota, la legitimidad del gobierno o las autoridades electas puede cuestionarse, ya que no representan a toda la ciudadanía.
- Resultados sesgados: Los resultados pueden estar influenciados por grupos específicos que sí votaron, lo que puede no reflejar la opinión general.
- Menor control democrático: Con menos votos, la voluntad popular puede no estar plenamente reflejada, debilitando el mandato democrático.
- Posibles cambios en el poder: Las candidaturas o propuestas de ciertos sectores pueden tener ventaja si tienen un respaldo concentrado, modificando el equilibrio del poder.
- Desigualdad en la representación: Grupos sociales menos movilizados o con menos recursos pueden quedar subrepresentados.
En resumen, una participación baja puede poner en duda la representatividad y la legitimidad del proceso democrático, afectando la estabilidad y confianza en las instituciones.