Lo que comenzó como la búsqueda de un oficio para un joven de 24 años que ni siquiera tomaba café, se ha transformado en una de los emprendimientos de café más reconocidas y queridas de la zona.
    César Oliveros, fundador de Bloom The Coffee, es el corazón detrás de esta iniciativa que ha cautivado a los anzoatiguenses.Todo inició hace seis años, en un momento de incertidumbre vocacional. «Pasé por repostería, pasé por panadería, pero la cafetería fue lo que me cautivó», confesó César en la sección de #radio de @Saboresyviajes transmitido cada viernes en Dinámica 103.3 FM, y conducido por @ysbelsyhernandez |
Un curso de barismo fue el punto de inflexión que le abrió los ojos al fascinante universo del café de especialidad. Descubrió que detrás de una taza hay una compleja cadena de valor, desde la finca hasta la mesa, y un mundo de sabores, acidez y técnicas que van mucho más allá del «guayoyo» tradicional. Fue un flechazo instantáneo que lo impulsó a emprender.
La idea de Bloom The Coffee nació casi en paralelo a su descubrimiento. Con el foco inicial puesto en los frappuccinos y un modelo de delivery, la marca se lanzó oficialmente el 1 de octubre de 2019, coincidiendo con el Día Internacional del Café. Apenas 18 días después, ya estaban presentes en su primer evento con un stand propio. Este arranque vertiginoso demostró la determinación de César por materializar su nueva pasión y compartirla con la comunidad, sembrando la semilla de lo que sería un viaje de constante crecimiento.
A lo largo de estos seis años, Bloom The Coffee ha evolucionado significativamente. Lo que empezó con bebidas frías se expandió ante la necesidad de ofrecer un café de alta calidad y la experiencia que lo acompaña. Esta demanda los llevó, a él y a su equipo, a buscar la profesionalización a través de certificaciones internacionales del «Coffee Skills Program». Hoy, el equipo de Bloom The Coffee cuenta con baristas certificados capaces de preparar bebidas con estándares mundiales, demostrando un compromiso inquebrantable con la excelencia y la formación continua.
Más allá de servir café, la misión Bloom The Coffee se ha convertido en educar y conectar. César ha observado con orgullo cómo el público ha evolucionado, pasando de pedir «un cafecito» a interesarse por el origen de los granos, los perfiles de sabor y los métodos de preparación.
