Estudios sugieren que incorporar mango fresco a la dieta diaria puede ser una estrategia simple y efectiva para mejorar la salud metabólica en personas con sobrepeso u obesidad. Investigaciones recientes han demostrado que esta fruta tropical puede mejorar significativamente la sensibilidad a la insulina y reducir factores de riesgo para enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, sin impactar negativamente el peso corporal
Estos hallazgos posicionan al mango como una herramienta nutricional accesible para la prevención de trastornos metabólicos.
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Varios estudios respaldan estos beneficios. Una investigación notable, publicada en la revista científica Nutrients a principios de 2025 por científicos del Instituto de Tecnología de Illinois, encontró mejoras significativas en la sensibilidad a la insulina en participantes con sobrepeso y obesidad.
De manera similar, estudios previos de la Universidad Estatal de Oklahoma, como uno dirigido por la Dra. Shirley F. Evans, evaluaron los efectos del consumo de mango durante 12 semanas y observaron un impacto positivo en el control de la glucosa en sangre, validando la seguridad y eficacia a largo plazo de su consumo regular.
Los resultados de estas investigaciones son consistentes: el consumo diario de mango, en cantidades aproximadas a una o dos tazas (equivalente a unos 280 gramos), condujo a una mejora significativa en la sensibilidad a la insulina y una notable reducción en los niveles de insulina en ayunas. Este es un hallazgo clave, ya que la resistencia a la insulina es una condición precursora de la diabetes tipo 2.
Es importante destacar que estos beneficios se lograron sin que los participantes aumentarán de peso, disipando preocupaciones sobre el contenido de azúcar natural de la fruta.
Los investigadores atribuyen estos efectos positivos al denso perfil nutricional del mango. La fruta es rica en fibra, antioxidantes y, crucialmente, polifenoles como la mangiferina, que han demostrado en diversos estudios influir positivamente en el metabolismo de la glucosa y combatir la inflamación sistémica de bajo grado asociada a la obesidad.
Estos compuestos bioactivos trabajan en conjunto para mejorar la forma en que el cuerpo gestiona el azúcar en la sangre.
En conclusión, aunque los beneficios pueden ser moderados, los autores de los estudios destacan el enorme potencial del mango como un alimento funcional, seguro y natural. Los hallazgos refuerzan la idea de que pequeños y sostenibles cambios dietéticos, como incluir una porción diaria de mango, pueden ser una estrategia preventiva poderosa. Esta simple adición a la dieta contribuye a reducir el riesgo de enfermedades metabólicas crónicas, que representan un desafío de salud pública a nivel mundial.