• Sáb. Ago 23rd, 2025

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Los enemigos de la coma, Por David Figueroa Díaz

David Figueroa Díaz (Araure, Venezuela, 1964) se inició en el periodismo de opinión a los 17 años de edad, y más tarde se convirtió en un estudioso del lenguaje oral y escrito.

Por definición, los signos de puntuación son símbolos gráficos que ayudan a estructurar un texto, que indican pausas, entonación y relaciones entre las ideas. De los más comunes están el punto, la coma, el punto y coma, los dos puntos, los signos de interrogación y exclamación, los paréntesis, las comillas y los puntos suspensivos. Sin ellos será difícil entender lo que se lee.

De esos elementos he publicado muchos artículos y, a Dios gracias, una considerable cantidad de personas han asimilado la enseñanza, lo cual les ha permitido superar dificultades y adquirir soltura en eso de escribir; pero lamentablemente hay otras a las que se les ha hecho difícil, pues quizás no han tomado en consideración la importancia de redactar medianamente aceptable, aunque sea un mensaje de texto.

El largo recorrido por el mundo de la gramática y la lingüística, me permite afirmar que los casos más frecuentes y en los que más se incurre en impropiedades, son sin dudas la tilde y la coma. En cuanto a la tilde, el problema radica en el hecho de que algunos desconocen las palabras por la índole de la entonación, es decir, agudas, graves, esdrújulas y sobresdrújulas, además de que algunos no saben distinguir entre acento y tilde. ¡Es fundamental saberlo!

Lo cuestionable de todo eso es que, la mayoría de las impropiedades en ese aspecto, son de la autoría de personas que por el rol que desempeñan ante la sociedad (periodistas, educadores y otros profesionales), deberían ser ejemplos del buen decir. ¡Esa es su obligación moral!

En relación con la coma, de buenas a primeras, la situación pudiera ser un tanto complicada; pero si se le presta el debido interés, se notará que es más fácil de lo que pudiera pensarse. De ella voy a hablarles una vez más, con el deseo de que puedan disiparse las dudas que aún quedan.

Para tal efecto, he tomado ejemplos sencillos y muy fáciles de manejar. Todos los enunciados y ejemplos son citados textualmente, tomados de Google; pero revisados por mí, con la finalidad de no publicar algo indebido, algo incompleto. Los usos más comunes se los presento a continuación.

Enumeraciones: Se utiliza para separar elementos en una lista o serie: «Compré manzanas, peras y cambures». Es el más fácil de todos; sin embargo, muchos no lo usan, y si lo hacen, lo emplean de forma inadecuada. Inclusive, separan enumeraciones con guion u otros signos.

Incisos: Se usa para encerrar información adicional o aclaratoria dentro de una oración: «Mi amigo, que es muy inteligente, resolvió el problema».

Vocativos: Se usa para separar el nombre de la persona a la que nos dirigimos del resto de la oración. Por ejemplo: «Juan, ¿puedes ayudarme?». El vocativo puede ir antes, en medio de la oración o al final de ella.

Elipsis: Se utiliza para omitir una palabra o frase que se sobreentiende por el contexto: «Ella estudia inglés, y él, francés». En este ejemplo, si se omite la segunda coma y la tilde en el pronombre personal «él», podría entenderse que se alude a alguien de nacionalidad francesa. ¡Haga la prueba!

Conectores adversativos y concesivos: Se usa para separar oraciones o frases que expresan ideas contrarias o con cierta oposición: «Quería ir, pero estaba lloviendo».

Construcciones comparativas: Se usa para introducir comparaciones: «Es más alto que yo, pero menos fuerte».

Expresiones adverbiales: Se usa para separar frases que modifican el verbo principal: «Además, es importante recordar…»

Aposiciones: Se usa para introducir aposiciones, que son frases que explican o amplían el significado de un sustantivo: «El profesor, un hombre muy sabio, explicó el tema».

Esos no son todos los usos. Existen otros; pero estimo que si los interesados se familiarizan con ellos, podrían deshacerse de muchas dudas. Es fundamental que las personas cuya ocupación habitual les imponga la redacción de textos, no se conformen con escribir por escribir, sino por saber que hay un elemento, entre otros, que le da sentido lo que se escribe: esa es la coma.

Hay textos que por falta de coma, solo por adivinación podrán ser entendidos, y he allí el problema. Esos son los que los estudiosos del tema gramatical y lingüístico llaman «Los enemigos de la coma». ¡No sea usted uno de ellos!

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