• Sáb. Ago 23rd, 2025

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Día Internacional del Croissant: la curiosa historia sobre su origen de esta delicia francesa

Pocas comidas son tan internacionales como la panadería francesa y el rey es el croissant, una pieza de pan muy simple compuesta por harina, levadura, un poco de azúcar y sal, y mucha mantequilla. Es en esta sencillez en la que radica su grandeza y popularidad, pues su sabor neutral lo convierte en el complemento ideal para una taza de café o chocolate caliente, pero también en el protagonista de un desayuno que puede ser dulce o salado.

Sobre su historia existen muchas versiones; quizá la más oficial cuenta que el croissant no surgió en Francia, sino en Austria; data del siglo XVII y, por si fuera poco, se dice que tiene origen heroico. A finales de los 1600, el Imperio Otomano cobraba fuerza en Europa conquistando algunos territorios antes protegidos por el Sacro Imperio Romano Germánico, pero cuando intentaron someter a Viena –una ciudad amurallada– su estrategia fue trabajar de noche para lograr su meta.

Como ocurre con muchas recetas emblemáticas de la gastronomía mundial, la historia del croissant tiene varias versiones. Sin embargo, todas realmente coinciden en que su creación se sitúa en la Viena (Austria) del Siglo XVII, más concretamente durante el asedio de las tropas del Imperio Otomano frente a las puertas de la muralla de dicha ciudad. 

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Croissants  Terceros

Corría el año 1683, época en la que el Imperio Otomano avanzaba por Europa conquistando territorios en su lucha contra el Imperio Romano Germánico. Tras haber arrasado Constantinopla, los Balcanes y parte de Hungría, el ejército otomano fijó su objetivo en Viena. La ciudad se encontraba rodeada por una muralla, así que la estrategia de los 20.000 soldados fue socavar el terreno, a fin de que una trinchera o corredor pasara por debajo de las murallas, hasta desembocar en el centro de la ciudad. 

Para no ser descubiertos trabajaban sólo por la noche, pero no se habían percatado de que los panaderos también trabajaban a esas horas. Estos oyeron el ruido que hacían los turcos con las palas y picos, y dieron la voz de alarma. De esta manera toda la ciudad y el ejército pudo repeler el ataque del invasor, que no tuvo más remedio que retirarse. Fue gracias a este aviso por lo que se defendió la ciudad.

Como celebración de esta victoria, los panaderos crearon un bollo con forma de luna creciente, la misma que lucía en la bandera otomana. Por lo que el croissant simbolizó la manera de ‘comerse a un turco’, una dulce venganza llevada a cabo gracias a la inestimable colaboración de los panaderos vieneses.

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Café y croissant, uno de los desayunos más habituales en bares, restaurantes y también panaderías Terceros

Una deliciosa expansión 

Desde entonces el croissant invadió Europa y el mundo, hasta que los franceses -no sería el primer caso- lo hicieron «suyo», dándole la nacionalidad y oficializándolo con este nombre, además crearon su versión más hojaldrada. De hecho, la primera vez que se utilizó la palabra croissant fue en 1863. ya que aparece en el diccionario francés Littré. En Francia la primera receta se publicó en 1905 y la primera edición del Larousse gastronómico, en 1938, ya incluye a este famoso panecillo. 

Fuera de Europa, los cruasanes son conocido como ‘cachitos’ en Perú, Ecuador y Venezuela; ‘cruasán’ en Colombia; ‘medialunas’ (un tipo de facturas) en Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay; y en otros países de América Latina como ‘cangrejitos’ o ‘cuernitos’. 

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