La primera cena fue instruida con los elementos de un cordero y la sangre de ese cordero debía ser untada en los postes (columnas verticales) de cada casa y en los dinteles (soporte de las aberturas de puertas y ventanas). Postes y dinteles protegían la integridad estructural de la casa.
Esa sangre vertida en los postes y dinteles (soportes de aberturas de puertas y ventanas), no permitirían que la muerte afectara a su primogénito, en la noche de la gran decisión. La noche de la gran fé, porque determinaba salir de esclavitud a libertad; de un territorio de ingratitud a un desierto donde solo Jehová Dios, sería exaltado y adorado.
Cordero y sangre eran elementos que representaban simbólicamente dos realidades espirituales profundas. Esos elementos eran sombra de lo que había de venir hechos realidad en el cumplimiento de Jesucristo. Esa sombra se convertiría en un cuerpo, «Cristo esperanza de Gloria» cambiando una memoria terrenal, en una memoria celestial.
DOS CENAS DIFERENTES: Segunda parte, Por Hermano Germán Nuñez Mejias
