“La democracia no es sólo una forma de gobierno: es una forma de vida.”
Rómulo Betancourt
Venezuela empieza a dejar atrás la etapa de sobrevivencia y a entender que se avecina la República que siempre hemos sido pero mejorada gracias a nuevas reservas estratégicas de talento humano donde mas de ocho millones de venezolanos en la diáspora están más que preparados para venir a hacer patria y reactivar la economía en sectores claves como turismo, fintech, turismo, educación, salud y desarrollo industrial. El Banco Mundial dice que mas del sesenta por ciento de los venezolanos en el exterior tienen formacion universitaria y tecnica y brillan por sus habilidades en paises como Estados Unidos, Chile, Peru, Colombia y España. Esta gran capital humano, lleno de esperanza, tiene sus maletas listas ya y la esperanza firme para regresar y actuar. A pesar de la devastación y la destrucción socialista, existe dentro del país una generación de emprendedores (algunos enchufados, otros no) y existen lideres comunitarios y profesionales que con las uñas, han emprendido con valentía y sobre todo creatividad. En el año dos mil veinte tres, se registraron mas de 200 mil mini emprendimientos basados en alimentación, y quizás algunos rubros de supervivencia, pero esto nos indica que existe la voluntad de reconstrucción que mas que una promesa, ya es una realidad en marcha.
El liderazgo político encabezado por el Presidente Edmundo González Urrutia y Maria Corina Machado Parisca también ha dado señales claras de firmeza, madurez y dirección y han articulado una narrativa de libertad, institucionalidad y mercado que conecta con los valores republicanos y liberales que fundaron la democracia venezolana. Su visión no es de revancha, sino de refundación. En palabras de Carlos Andrés Pérez: “La democracia no se improvisa. Se construye con sacrificio, con ideas claras y con voluntad de poder servir.* Esa voluntad hoy abunda.
La convergencia entre talento, liderazgo y deseo de libertad crea una ecuación poderosa. Venezuela tiene con qué: recursos humanos, naturales y estratégicos. Tiene con quién: ciudadanos valientes, líderes honestos y aliados internacionales. Y tiene para qué: reconstruir una nación libre, próspera y moderna. La esperanza ya no basta. Es tiempo de acción.
El Plan Marshall venezolano: reactivación económica con mano invisible
La reconstrucción de Venezuela exige más que buenas intenciones: requiere un modelo económico claro, audaz y funcional. Inspirado en el Plan Marshall que revitalizó Europa tras la Segunda Guerra Mundial, ya esta listo un esquema de reactivación basado en inversión privada, libre mercado y desregulación inteligente. Este nuevo modelo esta liderado por el Estado democrático a instaurarse, pero ejecutado por el sector productivo, nacional e internacional, bajo reglas claras y transparentes.
Venezuela posee ventajas comparativas extraordinarias. Ademas de las mayores reservas probadas de petroleo también tenemos tierras fértiles, minerales raros y sobre todo una ubicación geopolítica privilegiada que junto a Colombia,Ecuador y Brasil, es simplemente fundamental para el desarrollo de todo el continente americano. La CEPAL apunta a que la economía podría generar una prosperidad sin igual, atrayendo mas de 50 mil millones de dolares en inversión en menos de cinco años. No volveremos a depender solo del petroleo, es lo ms claro que no has dejado la valiente Maria Corina Machado en su esquema de recuperacion de 100 horas y 100 días. Ademas, Venezuela puede replicar y adaptar el existo de países como Israel, Estados Unidos, Alemania y Japón.
La mano invisible de Adam Smith guiará con tino la economía venezolana. La propiedad privada, la competencia libre y la meritocracia van a sustituir al clientelismo, la corrupción y el monopolio estatal. El Estado será árbitro, no jugador. El renacimiento económico de Venezuela será posible si se garantiza que todo lo construido por el narcotráfico y el saqueo institucional sea decomisado y transferido a manos honestas ya que la reconstrucción de Venezuela no puede edificarse sobre ruinas contaminadas. En la nueva Venezuela, con la democracia siempre perfectible, no hay espacio para la impunidad y todos los venezolanos exigimos justicia, la cual comienza por devolverle a los ciudadanos lo que le fue robado.
Big Techs en Venezuela: El hub latinoamericano del futuro
Venezuela está en posición de convertirse en el próximo gran hub tecnológico, energético y financiero de América Latina. Con una ubicación geoestratégica privilegiada, acceso al Caribe, a Sudamérica y a mercados globales, el país puede atraer a las grandes tecnológicas del mundo—desde Amazon Web Services hasta Tesla, Google, Microsoft y startups emergentes en inteligencia artificial, blockchain y biotecnología. La clave está en ofrecer condiciones claras: seguridad jurídica, incentivos fiscales, infraestructura moderna y talento humano competitivo.
Según el Global Talent Competitiveness Index, Venezuela aún conserva una base educativa sólida en áreas STEM, especialmente entre los jóvenes que han emigrado y desean regresar. Más de 1 millón de venezolanos en el exterior tienen experiencia en tecnología, finanzas y emprendimiento digital. Si se crea un entorno propicio, este talento puede ser el motor de una nueva economía basada en innovación, eficiencia y exportación de servicios. El modelo de Estonia, que digitalizó su gobierno y atrajo inversión tecnológica masiva, puede servir como referencia: hoy ese país lidera Europa en e-residency, ciberseguridad y gobierno digital.
Además, Venezuela tiene el potencial de convertirse en un centro de energía limpia. Con el segundo mayor potencial hidroeléctrico de América Latina y vastas extensiones para energía solar y eólica, el país puede ofrecer a las big techs una matriz energética sostenible. Esto es clave para empresas que buscan reducir su huella de carbono y operar en entornos responsables. En 2024, Google anunció que sus centros de datos en Latinoamérica solo se instalarán en países con acceso a energía renovable. Venezuela cumplirá ese estándar muy rápido porque se liberará de las trabas institucionales y se abrirá al capital honesto.
La instalación de big techs no solo generará empleos y transferencia tecnológica, sino que posicionará a Venezuela como un nodo de innovación regional. Con zonas económicas especiales, acuerdos bilaterales y una política de puertas abiertas al emprendimiento, el país puede convertirse en el Dubái de América Latina.
La Venezuela que se viene, en donde la democracia es la brújula
La reconstrucción de Venezuela no será sostenible sin una base filosófica clara: libertad individual, propiedad privada, la democracia optimizada y soberanía ciudadana. Estos principios, defendidos por pensadores como Adam Smith y líderes como Betancourt y Carlos Andres Pérez, deben ser el eje de la nueva República. La libertad no es solo política, es económica, cultural y espiritual. Es el derecho de cada ciudadano a emprender, a elegir, a prosperar sin depender del Estado ni temer al poder.
La propiedad privada debe ser protegida como pilar de la productividad. En los últimos 25 años, miles de empresas fueron expropiadas, confiscadas o destruidas por políticas estatistas fallidas. Según Conindustria, más de 70% del parque industrial venezolano quedó inoperativo entre 2000 y 2020. Recuperar ese tejido productivo exige devolver la confianza a los inversionistas, garantizar el respeto a los contratos, y eliminar la discrecionalidad burocrática. La nueva Venezuela debe ser un país donde el éxito no sea sospechoso, sino celebrado.
La educación cívica también será clave. Una ciudadanía libre necesita formación en valores republicanos, en historia democrática, en economía de mercado. El renacimiento no será solo económico, será cultural. Se debe enseñar desde las escuelas que el trabajo, la honestidad y la innovación son los motores del progreso. Que el Estado existe para servir, no para dominar. Que la ley es para todos, no para unos pocos.
La Venezuela que viene será una nación de ciudadanos libres, instituciones sólidas y mercados abiertos. Será un país donde el mérito supere al privilegio, donde el talento encuentre oportunidades, y donde la libertad deje de ser un sueño para convertirse en norma. Esa Venezuela está al alcance. Solo falta empezar a reconstruirla de inmediato.
Venezuela, Tierra de valientes listos para reconstruir
Venezuela no está esperando un milagro. Está esperando que sus hijos vuelvan como dice nuestra líder Maria Corina. Hoy, más que nunca, sobran las razones, los recursos, los emprendedores y los líderes verdaderos para iniciar una reconstrucción histórica. El país cuenta con talento dentro y fuera de sus fronteras, con aliados internacionales, con una ciudadanía que ha resistido y que ahora exige para poder avanzar, libertad, justicia y sobre todo prosperidad.
La historia no se escribe sola. Se escribe con decisiones, con valentía, con acción. La nueva Venezuela será moderna porque quienes la amamos estamos listos para reconstruirla. Como dijo Betancourt, “La democracia es una forma de vida.” Hoy, esa vida está por renacer. Y los venezolanos de bien estamos llamados a ser humildes de alma, honestos, trabajadores y como protagonistas, avanzar.
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