
Indudablemente para los ciudadanos brasileños y colombianos la conducta cómplice de Petro y Lula con Maduro con respecto a las pasadas elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024 es un verdadero, inevitable e irresponsable boomerang catastrófico en lo social, político y económico para sus países y sus habitantes. La aseveración anterior se demuestra fácilmente observando la irrefrenable, desordenada y copiosa emigración de ciudadanos venezolanos que huyen de la dictadura de un régimen que por más de 25 años ha destruido a Venezuela. Ese posicionamiento ambiguo, disparatado y mal intencionado de ambos presidentes al no decidir con seriedad acerca del triunfo descomunal de Edmundo González Urrutia (EGU), sobre Nicolás Maduro, les sitúa ante sus respectivos conciudadanos y el mundo como traidores y vendidos al régimen venezolano. Ya ha sido descubierto su “jueguito” perverso cuando desde un principio ofrecieron como solución a lo ocurrido a consecuencia del gran fraude cometido por su fraternal amigo Nicolás Maduro y su corte de facinerosos, juntamente con los “alacranes” integrantes de esa camarilla de “deposiciones” de la oposición: unas “nuevas elecciones”. Aun a sabiendas del enorme Fraude que a nivel internacional fue un hecho notorio que ha dado lugar al reconocimiento de las distintas organizaciones, países, parlamentos, presidentes y expresidentes que: sin duda EGU es el presidente Electo. Ese factor lúdico siniestro se ha ido construyendo además con la participación irresponsable de José Luis Rodríguez Zapatero y el presidente de España, Pedro Sánchez Pérez-Castejón, en contubernio con el régimen (Maduro, Diosdado y los hermanitos Rodríguez). Todo es representado mediante un avatar plenamente descubierto e identificado, cuyo fin, insisto, sería: “llamar a nuevas elecciones presidenciales”. ¿Cómo?
Pues bien, recordemos que el CNE nunca presentó, ni presentará las actas de votación, pues quedarían “desnudos” como los únicos perdedores de esa elección del 28 de julio pasado. Luego, como sabemos, el TSJ fraguó una sentencia totalmente inconstitucional e ilegal que dio como ganador a Maduro. Eso no fue aceptado nacional e internacionalmente. El candidato presidencial Enrique Márquez, interpuso apelación a esa sentencia por ser “nula de toda nulidad”. En vista de ello y siempre con la insana intención, ahora el régimen acapararía en consecuencia como triquiñuela esa nulidad, con el fin de declarar nula la elección y por tanto demandar que “se haría necesario ir a otra nueva elección presidencial”. Así se cerraría el círculo vicioso planteado por tan “ilustres” presidentes de Brasil y Colombia. Para ellos y su cómplice Maduro, habría “un colorín colorado, el cuento se ha terminado”. Para Luis Velázquez Alvaray (septiembre, 2024): “En el transcurrir de estos dos meses, Lula y Petro han comenzado a jugar a la ‘gallina ciega’, faltando a la verdad y hasta hablando de nuevas elecciones, lo cual es un planteamiento de la satrapía, prestándose como correos de la ignominia”.
Pero, pobre de ellos, pues la oposición honesta, los venezolanos, liderados por María Corina Machado, su presidente electo, los partidos aliados de la plataforma democrática y la gigantesca presión de pronunciamientos internacionales a favor de la caída definitiva del régimen dictatorial, criminal, consideran inaceptable esa cuestionable e ilógica proposición de nuevas elecciones, pues la negación de mostrar las actas deviene del CNE, y ya Venezuela decidió, la soberanía popular determinó y tiene un nuevo presidente electo: EGU. Así entonces, el boomerang de esas conductas de Petro y Lula, ya se está evidenciando día a día para las poblaciones de sus respectivos países. Tienen enfrente y dentro de sus fronteras (Brasil, Colombia y otros países latinoamericanos, EE. UU. y Europa), nuevamente, ahora en una forma continua y desbordante, no planificada, una gigantesca emigración. Pero más abundantemente para esos dos países en cuestión. Se debe estar claro en que la migración no es única y primordialmente una sumatoria de aspectos negativos, en contrario tiene significativos aspectos positivos. Aun cuando en esos países, Colombia, sus pobladores, han demostrado solidaridad para con los inmigrantes. Existen informes que señalan aspectos positivos como el aumento de la productividad y prosperidad económica futura de ese país. No obstante, no podemos desconocer acerca de las consecuencias negativas de una emigración descontrolada, que huye de su patria (Venezuela), y que en el orden social, político, delincuencial, judicial y hasta militar traerán para los habitantes receptores: todo un boomerang con el cual sus propios habitantes reclamarán y castigarán con la debida razón que les asiste, a esos gobernantes. Según el Censo 2018 de Colombia: “Se estima que actualmente hay alrededor de tres millones de venezolanos viviendo en Colombia, convirtiendo al país en el mayor receptor de migrantes venezolanos en el mundo”. ¿Cuántos más se sumarán y se convertirán en boomerag negativo, con esta última avalancha que está en pleno desarrollo?
Lo anterior, nos lleva a considerar lo que Lucile Daumas (2010), refiere a la migración como boomerang en “La ‘crisis’ migratoria: un efecto boomerang”, al explicar que: “Las consecuencias, los pueblos del Sur las conocen de sobra, pero ahora están llegando al corazón de Europa, que de pronto, se da cuenta de que no es tan fácil acoger a los refugiados”. ¡Sobran las palabras! Sin embargo, en beneficio de los inmigrantes venezolanos y ante informaciones non sanctas sobre algunos inmigrantes señalados como “desadaptados”, quiero citar contenidos muy importantes de la inmigración, procesos migratorios y los migrantes y sus problemas para los países receptores. Así, pues para “RBA Libros S.A. 2003 (Cuadernos para uso privado) Fundación Sevilla Acoge I”, : “Todo lo que acabamos de decir son dificultades de los fenómenos migratorios, pero no achacables a las personas de origen extranjero que vienen y quieren trabajar. Si un inmigrante delinque, no cumple una norma o no procede con educación cívica, debe amonestársele tal y como se hace con un autóctono, pero nada más: el error está en generalizar esa conducta, de ese inmigrante, a las conductas de los inmigrantes, de todos los inmigrantes”.
En conclusión, a mi modo de ver, sin querer pontificar ni ser un destacado experto en prospectiva social y política, considero que el futuro próximo de Lula y Petro se obscurece con respecto a su mandato presidencial, como consecuencia de su sinuosa participación maquiavélica y decisiones a la problemática política de Venezuela, su falta de seriedad, su complicidad con el régimen y su continuo “ir y venir”, su discontinuidad con posiciones ambiguas y propuestas, en nada facilitan la verdad que ellos conocen, que Edmundo González Urrutia, fue el ganador por mayoría avasallante en las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024 y en consecuencia es el Presidente Electo, que será proclamado como Presidente Constitucional de Venezuela el próximo 10 de enero de 2025. HASTA EL FINAL.
30 de septiembre de 2024